Ciudades

Vigo despierta

En la ciudad más poblada de Galicia faltan kilómetros de carril bici y entendimiento entre peatones, coches y ciclistas, pero sobran ganas: la lluvia y las cuestas son dos mitos que cada día desmontan más y más ciclistas.

Vigo cuenta con una amplia afición ciclista, relacionada con el ocio de fin de semana en clubes federados y las salidas en grupeto por carretera o montaña. Pero queda mucho por hacer para que el vecino corriente se convenza de que la bicicleta es el mejor medio de transporte para moverse por la ciudad más poblada de Galicia (295.000 habitantes).

El principal problema es la falta de un carril bici urbano. El alcalde, Abel Caballero (PSOE), se ha comprometido a construir cuatro por el centro de la ciudad en este mandato, y a abrir uno de ellos antes del verano próximo. También están proyectadas cuatro estaciones con bicicletas eléctricas, que se alquilarán mediante una tarjeta que se recarga.

En estos momentos existen tan solo cuatro kilómetros de carriles bici habilitados cuya utilidad deja mucho que desear, ya que no tienen la continuidad suficiente como para cubrir grandes trayectos en la ciudad.

Foto: A Golpe de Pedal.
Foto: A Golpe de Pedal.

“Llevamos 15 años pidiéndolo y creo que esta vez van en serio, que no es una promesa política que luego no cumplirán”, comenta esperanzado José Manuel Suárez, presidente de la Asociación A Golpe de Pedal, nacida en 2002 y que desde hace tres años organiza en primavera A Pedaliña, la fiesta viguesa de la bicicleta.

Como consecuencia de esa falta de carril bici, la convivencia en la carretera es complicada. “Los coches no están acostumbrados y se ponen nerviosos. A mí me ha llegado a perseguir un taxista o te pitan o te pasan rozando…”, comenta el bloguero vigués David Skidnoteeth, que se mueve por Vigo en una bicicleta de piñón fijo. También sufren los peatones, al ser muchas veces las aceras los atajos que encuentran los ciclistas para evitar un tráfico “abundante e intransigente”.

Las mujeres al poder

A pesar de las dificultades, desde A Golpe de Pedal han notado que en el último lustro se usa cada vez más la biciclet*a “como transporte y no solo como ocio.* Un detalle importante es que, sobre todo, son mujeres las que se lanzan. Son más atrevidas, más valientes”. Ya se puede ver rodar por las calles de Vigo fixies, bicicletas de carretera adaptadas, las clásicas de paseo e, incluso, “abuelas llevando a sus nietos al colegio en triciclos para adultos”.

Un crecimiento que también ha notado la única tienda especializada en ciclismo urbano de la ciudad, Cero Emisiones, situada frente a la ría y donde personalizan y restauran bicicletas y venden accesorios o eléctricas. “Las eléctricas son las que más trabajo”, asegura David Rocha, “suponen el 70% de mis ventas”. Rocha subraya un detalle interesante: “El puerto de Vigo recibe muchos transatlánticos con turistas extranjeros acostumbrados a pedalear, pero aquí no pueden hacerlo porque no tienen dónde ir de forma segura y cómoda”. Tampoco existe alquiler municipal de bicicletas que agilice y facilite los desplazamientos diarios de los vigueses.

Menos cuestas y más sol

Nadie puede negar que hay cuestas, pero pueden superarse aprovechando los recorridos que hacía el tranvía (en funcionamiento hasta 1968) para atravesar la ciudad de forma longitudinal, ya que ese medio de transporte tampoco podía salvar grandes desniveles.

En cuanto a otro mito, la lluvia, la web eltiempo.es destacó en noviembre a Vigo como una de las 5 ciudades con mejor climatología de España. Sí, llueve, pero disfruta de “un microclima que es una excepción en Galicia y casi en España. Es una de las ciudades con más días despejados y las temperaturas son más suaves que en otras zonas de Galicia al estar bajo la influencia de un régimen subtropical. La temperatura media anual es de 14.9 °C. El verano es muy suave y en invierno difícilmente bajan las temperaturas de los siete grados”, sentenciaron.

Otros dos avances. El primero es que ya existen aparcabicis en 40 lugares de la ciudad: cuatro en edificios administrativos, seis en centros de deporte, once en centros de educación, tres en bibliotecas, seis en mercados y centros comerciales, siete en zonas peatonales y tres en centros médicos y hospitales. Y el segundo, que los robos escasean. Puedes dejar tranquilamente tu bicicleta atada con el candado en la puerta del trabajo, del supermercado o del instituto y cuando vuelvas estará allí esperándote.

SIN MALOS HUMOS

Para descansar de una buena pedalada y tomar algo en un entorno ciclista y alejado de los humos del tráfico puedes acercarte al nuevo café de Cero Emisiones, a la asociación ecologista Verdegaia o al espacio creativo Caleidoscopio. Por supuesto, también hay espacio para la bici extrema, destacando el festival urbano anual O´Marisquiño, que incluye un salvaje down-hill en pleno centro de la ciudad, exhibiciones de BMX de nivel internacional y que está contribuyendo de forma decisiva al desarrollo del ciclismo urbano. Los ‘riders’ locales se juntan en el único skatepark de la ciudad, en el monte O Castro, o en la Plaza La Estrella. Y tampoco podemos olvidar las pruebas de la Copa del Mundo de descenso BTT celebradas en los montes de Coruxo, a las afueras de la ciudad olívica.