Ciclosfera #2

La masa crítica… ¡Somos el tráfico!

En septiembre se cumplieron 20 años de la masa crítica. Dos décadas de encuentros ciclistas, expansión por todo el mundo y un grito común: Respetadnos, porque…¡Somos el tráfico!

Londres, 27 de julio. Como cada último viernes de mes, un grupo de ciclistas intentó dar el ya tradicional paseo conocido como Masa Crítica, que allí se realiza desde hace 18 años. La fecha coincidía con la apertura de los Juegos Olímpicos, por lo que el recorrido incluiría el estadio donde tenía lugar la ceremonia de apertura. No fue una buena idea: 182 ciclistas fueron detenidos. No había tantas detenciones a la vez en la capital inglesa desde las protestas del pasado año y, según la policía, “la procesión tenía potencial para causar una alteración seria en la vida de la comunidad”, afectando a la circulación “de grandes cantidades de personas y vehículos”. La policía decidió que la Masa Crítica p*odía interrumpir la afluencia de espectadores a los Juegos*, e invocó un acta de orden público para detenerla.

“La forma de pensamiento más extendida es que el habitante natural de la calle es el automóvil”

La declaración policial revela la forma de pensamiento más extendida, incluso en un lugar como Londres: el habitante natural de la calle es el automóvil. El ciclista es un extranjero ilegal en el asfalto, y la bicicleta no es más que un pasatiempo o un aparato para ejercitarse. Si es inevitable que estén en la calle, que sea donde no molesten a los automovilistas. Una “gran cantidad de coches”, que invariablemente termina en un atasco, no es un obstáculo a la libre circulación, sino una vicisitud del tráfico, algo inevitable. Las bicicletas, en cambio, son una interferencia. La Masa Crítica nació para combatir esta mentalidad. Por eso uno de sus eslóganes más populares es “No interrumpimos el tráfico, somos el tráfico”.

(foto: Doug Letterman)
(foto: Doug Letterman)

El grupo hace la fuerza

La primera Masa Crítica tuvo lugar el 25 de septiembre de 1992 en San Francisco (EE UU), aunque no se llamó así. Un grupo de no más de 50 ciclistas dio un paseo que terminó en una tienda de bicicletas con la proyección del documental The Return of the Scorcher, de Ted White, sobre el ciclismo en distintas ciudades del mundo. En la cinta, el diseñador George Bliss explica que en China no hay semáforos ni reglas claras en los cruces: los ciclistas, simplemente, se amontonan hasta que forman una “masa crítica” que gana el paso a los automóviles. La idea gustó: encontrar fuerza en el número, volver insoslayables a las bicicletas para que los conductores reconozcan su existencia y se acostumbren a interactuar con ellas.

“¿La idea? Encontrar fuerza en el número y que los automovilistas se acostumbren a las bicis”

Para el segundo paseo ya se había tomado el nombre de Masa Crítica, y se empezó a delinear una filosofía. El evento, que al año sumaba un millar de participantes en San Francisco y empezaba a extenderse a otras ciudades, no tenía líderes ni una organización centralizada. Para definir su ideología se acuñó el término “xerocracia”, que sugiere gobierno cero y una distribución horizontal de la información a través de las fotocopias (que convocaban al encuentro, planteaban itinerarios y difundían información de todo tipo, por lo general ligada a prácticas contestatarias o antisistema). Años después, las fotocopias han dado paso a Internet, pero con idénticos preceptos: no hay un website “oficial” ni jerarquías, y cualquiera puede participar. Por eso la “masa” puede ser muchas cosas a la vez: una protesta política, una manifestación pacífica o un agradable paseo por la ciudad.

Fiesta y utopía

“Pedalea todos los días, celébralo una vez al mes” dice otro eslogan. Porque la Masa Crítica es, ante todo, una fiesta del ciclismo urbano. Su fin más obvio es hacer visibles a los ciclistas y acostumbrar a los conductores de vehículos motorizados a compartir la calle con quienes tienen exactamente el mismo derecho de estar ahí. También es cierto que cada salida tiene un componente de desobediencia civil: es irresistible la tentación de, por una vez, tomar la calle, ocupar avenidas, cortar el tráfico y devolver a los automovilistas un poco del abuso que suelen prodigarnos. Es común que las bicicletas tomen avenidas y no dejen pasar a los coches: por unas horas, la utopía de una ciudad donde el privilegio es del ciclista se hace realidad. Los críticos argumentan que estas actitudes invalidan la máxima de “somos el tráfico” ya que para integrarse en él lo primero es respetar sus normas.

Los críticos argumentan que estas actitudes invalidan la máxima de “somos el tráfico” ya que para integrarse en él lo primero es respetar sus normas

Si bien eso es cierto para el día a día, la Masa Crítica funciona, en realidad, como una manifestación: se avanza en conjunto (no siempre con un destino concreto), y quienes van a la vanguardia respetan normas de tránsito como los semáforos en rojo, aunque no así quienes los siguen, que se saltan las luces rojas para que el grupo no quede dividido. Mientras, algunos participantes “taponan” las calles adyacentes para evitar que los automovilistas avancen sobre la masa cuando la luz verde les dé paso.

Amabilidad y peleas

Algunos automovilistas ven como una afrenta intolerable que no se les permita avanzar durante tres o cuatro minutos. Por lo general, los encargados de “taponar” intentan ser amables con los conductores, pero a veces no son tan tolerantes y responden a las agresiones, lo que lleva a peleas. Es notorio que, si bien es cierto que cuando la Masa Crítica ocupa completamente una avenida suele detener el tráfico de los automovilistas (hay que recordar que esto sucede apenas una vez al mes, fuera de las horas punta), muchos de éstos eligen permanecer en la vía tomada por los ciclistas y enfrentarse a ellos en lugar de coger una calle paralela, como si se tratara de una disputa de poder.

(foto: Daniel Chang)
(foto: Daniel Chang)

La Masa Crítica es un pequeño incordio para algunos conductores, y es verdad que muchos participantes disfrutan por ello. Pero si el grupo sólo se desplazara por los lugares reservados a las bicicletas (parques, carriles bici) se perdería la oportunidad de hacerse visibles. La Masa Crítica es un paseo por la ciudad, sí, pero también una forma de construir un mejor tráfico, más sostenible y seguro para los ciclistas. La Masa tiene que estar allí donde, al día siguiente, no habrá 500 ciclistas para defenderse mutuamente, sino apenas unos pocos enfrentados a miles de coches. ¿El objetivo? Construir, a base de costumbre, la noción de que la calle es de todos. A 20 años de su creación en San Francisco, existen hoy cerca de 400 masas críticas en otras tantas ciudades del mundo difundiendo un mensaje que beneficia tanto a ciclistas como a automovilistas: “Una bici más, un coche menos”.

La Masa Crítica en España

Estas son algunas de las “Bicicríticas” que se celebran en España. Pero hay muchas más ciudades, los horarios cambian, los puntos de reunión se alteran… Si estás interesado en acudir, busca más información en Internet.

Madrid: el último jueves de cada mes, en la Plaza de Cibeles a las 20h.
Barcelona: primer viernes de cada mes, en el Arco del Triunfo a las 20h.
Valencia: primer viernes de cada mes, en la Plaza de la Virgen a las 20h.
Zaragoza: último jueves de cada mes, en la Plaza Aragón a las 19h.
Sevilla: primer viernes de cada mes, en la Plaza de la Palma a las 19.30h.
Bilbao: último viernes de cada mes, a las 19.30h frente a la Diputación.

La masa contra el mundo

Aunque ha habido automovilistas agredidos por ciclistas, lo habitual es lo contrario. El caso más extremo sucedió en febrero del año pasado en Porto Alegre, Brasil, cuando un conductor llamado Ricardo Neis se cansó de esperar y aceleró sobre el grupo, atropellando a más de 40 personas. No hubo muertos, pero sí 15 heridos (el video está en Youtube). Neis argumentó que fue agredido por los ciclistas, pero testigos relataron que varias veces había intentado avanzar con su automóvil y que se le pidió que no lo hiciera, a lo que respondió con la agresión.

No es raro, en especial en EE UU, que la policía arreste sin motivos a los participantes. En julio de 2008, un policía de Nueva York llamado Patrick Pogan tiró a un ciclista al suelo, lo golpeó y lo esposó, para luego acusarlo de asalto y resistirse al arresto. Afortunadamente, aparecieron vídeos (también disponibles en Youtube) que demostraron que el policía había elegido un ciclista al azar para detenerlo violentamente y sin motivo. Tras un juicio, Pogan decidió dimitir. Nuevamente, se trata de una disputa por el control de la calle, de una acción ejemplificadora para aleccionar a ciudadanos que, por el solo hecho de circular masivamente en bicicleta por una ciudad, parecen irradiar algún tipo de amenaza contra el orden vigente.

Tan Frescos

Si, para muchos, el hecho de que decenas de ciclistas rueden agrupados por la ciudad ya es una provocación… ¡Imagínense si encima van desnudos! Esto es lo que sucede en las “ciclonudistas” que, cada año, se celebran en distintos puntos de España. Bajo el eslogan “Desnudos ante el tráfico”, los participantes ruedan sin ropa, mostrando así la “fragilidad” de su carrocería pero, también, lo naturales, hermosos y saludables que son los cuerpos ciclistas desnudos. En España se celebran en distintas ciudades (Zaragoza, Gijón, Las Palmas, Cuenca, Barcelona, Valencia o Madrid), y hay más información en worldnakedbikeride.org.