Ciudades

“No desarrollaremos el ciclismo urbano sin crear entornos donde rodar protegidos” (Rachel Aldred)

Rachel Aldred es socióloga y profesora de Transporte en la Universidad de Westminster. Hablamos con ella antes de que, este jueves a las seis de la tarde, explique en la Casa de Vacas de Madrid las distintas mejoras ciclistas y peatonales producidas en Londres en los últimos años.

¿Qué podemos aprender de la experiencia de Londres?

En primer lugar, que la ciudad no ofrece una infraestructura perfecta, ni para ciclistas ni para peatones, por lo que pese a algunos aciertos no debe considerarse ningún modelo. Especialmente para los ciclistas, gran parte de Londres sigue siendo hostil. Pero, eso sí, desde 1996 ha habido un cambio importante: el uso del coche se ha reducido. Ese año suponía el 52% de los viajes, ahora es el 38%.

¿Cómo se ha logrado?

Especialmente en el centro, el espacio para los coches se ha reducido de forma notable, algo que ha beneficiado a los peatones y a los usuarios de los autobuses. También hemos visto cómo crecía el uso de la bicicleta, aunque hasta hace poco la infraestructura ciclista era escasa y de mala calidad. La mentalidad decía que los ciclistas debían moverse al lado de camiones y autobuses, lo que implicaba que el ciclista debía ser joven… y valiente. Ahora, en cambio, se contempla el ciclismo urbano como algo que debe construirse. La construcción de infraestructura protegida ha hecho crecer el número de usuarios.

“En Londres ahora se contempla el ciclismo urbano como algo que hay que construir”

Además de en el centro, ¿qué más cambios se han dado en las afueras?

Lo que ha ocurrido en la periferia es, precisamente, lo más interesante. Londres es muy desigual, y los municipios periféricos son mucho más pobres, con un transporte público bastante peor y un entorno aun más difícil para ciclistas y peatones, que por cierto ha traído más accidentalidad. Es muy interesante, en este caso, que se haya desarrollado un programa radical para restringir el uso de coches y construir mejoras para los ciclistas y peatones, llamado ‘Mini-Hollands’, sobre el que he dirigido una investigación y cuyos resultados iniciales, que son muy favorables, explicaré en Madrid.

Convocatoria de la conferencia de Rachel Aldred en Madrid.
Convocatoria de la conferencia de Rachel Aldred en Madrid.

¿Estos planes han generado rechazo entre los políticos, o los propios ciudadanos?

Como en otras ciudades de Europa, los jóvenes londinenses ya no usan tanto el coche como sus padres. Mucha gente pero quiere un cambio pero eso, claro, también genera voces muy fuertes de protesta. Los taxistas, determinadas empresas, algunos miembros del parlamento… El programa Mini-Holland fue, y es, muy controvertido. Incluso en barrios en los que la mayor parte de la gente no tiene coche genera rechazo. Pero hay algo fundamental: los niños pequeños, los que más sufren la contaminación, no tienen voz en el sistema político. Los cambios significativos, y reales, son siempre controvertidos. Sin embargo, los políticos responsables de estos cambios no han sido castigados en las urnas. En Londres, el discurso de ‘la salud’ es muy importante. El Ayuntamiento y la Oficina de Transporte de Londres hablan de construir “calles saludables”, porque es una meta positiva, y empiezan a entender que no hay que darle espacio a la bici quitándoselo al peatón, lo que construye vínculos entre ciclistas y peatones.

“Los niños pequeños son quienes sufren más la contaminación, pero no tienen voz en el sistema político”

Ahora visita Madrid, una de las capitales europeas donde menos crece el ciclismo urbano.

Creo que los objetivos de una ciudad son los de sus ciudadanos, y que el ciclismo puede ayudarnos a resolver muchos problemas. Sin embargo, esos problemas varían en cada lugar. En Londres, por ejemplo, es muy importante no darle más sitio a los coches. La población no para de crecer, pero los coches son muy poco eficientes. Otras ciudades tienen distintos problemas, por lo que sus objetivos han de ser distintos. Lo que creo que es evidente es que el ciclismo urbano puede ayudar a mejorar cualquier ciudad, y que no lograremos desarrollarlo si no creamos entornos donde los ciclistas rueden protegidos y separados de los coches. Eso significa dos cosas: crear infraestructura protegida en las grandes calles, por supuesto, pero también reducir la cantidad de tráfico a motor en los barrios.

Usted es investigadora… ¿qué más está descubriendo últimamente?

Que los datos son fundamentales para solucionar los problemas de tráfico. Hasta ahora, también éramos coche-centristas en eso sólo contábamos, sólo manejábamos información sobre los coches. Pero, ahora, cada vez nos fijamos más en peatones y ciclistas, lo que incrementa su importancia y que podamos planificar pensando más en ellos.