Ciudades

Matt Friedman: Bicicop

Ni más candados ni más policías en la calle: hablamos con Matt Friedman, el agente que usa Twitter para reducir los robos de bicicletas en San Francisco.

Cada vez hay más bicicletas en San Francisco (EE UU) y, como es habitual, eso se refleja en un mayor número de robos. Matt Friedman, oficial de la Policía local, propuso crear una cuenta en Twitter (@SFPDBikeTheft) dedicada a luchar contra los robos y gestionada por él mismo. Su iniciativa ha sido un éxito: más de 6.000 seguidores y 5.500 tuits demuestran que, con la ayuda ciudadana, las redes sociales sirven para combatir el crimen.

A Friedman nunca le han robado su bici, pero sí a muchos de sus amigos. “Lo primero que hacen es llamarme para preguntarme qué deben hacer”, cuenta a Ciclosfera, porque es la persona a la que dirigirte si te pasa en la ciudad californiana. “El ciclismo urbano se ha popularizado tanto que los robos han crecido de manera paralela”, cuenta, “por lo que hacían falta ideas innovadoras que incluyeran la colaboración ciudadana”.

Matt enumera de memoria las tristes estadísticas. “En 2013 se denunció el robo de 800 bicicletas”, cuenta, “aunque el número real es mucho mayor y ronda las 4.000. Sin embargo, en 2014 ese número ha caído un 10%”. Parte de la culpa de ese descenso la tiene la cuenta que él gestiona. “Twitter nos comunica de forma directa con la comunidad ciclista local, y ellos son nuestros ojos y oídos: denuncian actividades sospechosas, delitos que se están produciendo y otra serie de informaciones relevantes. Además, es el lugar perfecto para que desde la Policía colguemos consejos y

Friedman también utiliza Twitter para identificar bicicletas robadas. “Si nos encontramos con una bici sospechosa tuiteamos el número de serie y tratamos de dar con su dueño. Es muy habitual que, cuando alguien sufre el robo de su bicicleta, cuelgue una foto de la misma junto con su número de serie en un hashtag. Esto ha funcionado en infinidad de ocasiones”.

La buena acción

Friedman está orgulloso de su labor. “Devolverle a alguien su bicicleta robada es muy bonito. Te están eternamente agradecidos, y me hacen sentir como si hubiera hecho la buena acción del día”. ¿Y qué es lo peor de su trabajo? “Ver cómo a mucha gente le roban su montura y darte cuenta de que podría haberse evitado si el dueño hubiera sido más previsor”.

Este amante de las bicicletas está particularmente orgulloso de la situación que vive el ciclismo urbano en San Francisco. “Es una cultura en explosión”, afirma. “Vivimos en una ciudad increíble que ha abrazado el ciclismo y que tiene cada vez más infraestructuras, pero hace falta seguir trabajando”. Con gente trabajando como él, buena parte del camino está rodado.