Cultura ciclista

La Luna: “La bicimensajería no es sólo tener una bici y un móvil”

Entrevistamos a los responsables de La Luna Bicimensajeros, una de las empresas clave de la bicimensajería española, que analizan para Ciclosfera el momento que vive el sector.

¿Cuándo y por qué se funda La Luna?

La Luna Bicimensajeros nació a finales del año 1994, cuando los cuatro fundadores estábamos trabajando en otra mensajería en bicicleta y, debido a las malas condiciones laborales que teníamos, decidimos dar un paso adelante y crear nuestro propio proyecto de mensajería en bicicleta. En aquel momento solamente ofrecíamos servicios de mensajería en bicicleta en Gijón y Oviedo, además de un servicio entre ambas ciudades utilizando el tren como medio de transporte. Estos servicios iniciales se siguen ofreciendo en la actualidad.

¿Cuántas personas trabajan hoy en día en la empresa?

A día de hoy trabajamos en La Luna un total de 10 personas dedicadas a las diferentes actividades y áreas de la cooperativa. Del total de 10, a mensajería en bicicleta (reparto, tráfico y administración) se dedican 5 personas.

¿Cuál diríais que es la filosofía de La Luna?

Nuestro objetivo es ofrecer servicios de transporte de calidad a nuestros clientes de la forma más sostenible posible. La bicicleta forma parte de la cadena logística, pero somos conscientes de que no puede abarcar todo lo que los clientes nos solicitan. Desde el punto de vista laboral y social, pretendemos ofrecer puestos de trabajo estables, de calidad, donde la igualdad y la conciliación entre vida personal y profesional están en el ADN de nuestra forma de actuar. No nos olvidamos de nuestro entorno, donde colaboramos con numerosas iniciativas que contribuyen al fomento y uso de la bicicleta como medio de transporte.

“La bicimensajería ha sido durante los seis o siete últimos años de crisis un sector refugio para muchas personas”

¿En qué ha cambiado el sector de la bicimensajería en los últimos años?

Como ocurrió a principios de los años 90, la bicimensajería ha sido durante los seis o siete últimos años de crisis económica un sector refugio para muchas personas. Así, hemos visto la proliferación de mensajerías en bicicleta en la mayoría de ciudades e incluso cierta “burbuja” como ocurrió en Sevilla donde en el año 2014 llegó a haber hasta seis empresas diferentes. Muchos de estos proyectos han nacido a partir de la iniciativa de una sola persona y con mucha más voluntad y esfuerzo que medios. Desde el año 2015 el número de empresas se ha reducido.

Estas nuevas mensajerías han ido adaptándose a sus entornos, ubicándose en nichos de mercado específicos. Así, unas se han dedicado a “hacer recados” para particulares y pequeños comercios; otros a repartir envíos para empresas de transporte y paquetería; otros han encontrado su hueco repartiendo comida; y los menos, como nosotros, se han mantenido fieles al trabajo originario de bicimensajero para clientes empresariales o administraciones públicas. Porque desde el inicio, en La Luna dijimos que no repartiríamos nunca flores, comida o dinero.

¿Cuáles creéis que son las necesidades más urgentes del sector?

Echamos de menos más control y regulación desde la Administración. Es un sector muy atomizado, con barreras de entrada (y salida) muy bajas, sin apenas inspecciones, por lo que la irregularidad tanto administrativa como laboral están a la orden del día dañando el mercado y arrastrando los precios a la baja desde hace ya bastantes años. Todo esto contribuye a que desde el resto de entornos empresariales se perciba a la mensajería y a la bicimensajería como un sector de actividad poco serio y que ofrece poco valor añadido.

¿Qué opinión tenéis de los diferentes actores que han llegado al sector, como Glovo o Deliveroo?

Como ideas y proyectos tecnológicos son geniales, y muy inteligentes: han sacudido al sector del letargo al que estaba sometido. Sin embargo, y desde el punto de vista de cómo gestionan laboralmente a las personas que realizan los repartos, estamos totalmente en contra. Para empezar, ninguno de estos nuevos actores cuentan con la autorización administrativa de operador para poder llevar a cabo la actividad de mensajería. Por otra parte, estamos en contra del modelo de contratación a través de autónomos, ya que precariza a los trabajadores. No entendemos cómo con la imagen de éxito que promueven y con los cientos de miles (incluso millones) de euros que captan en las rondas de financiación, no ofrecen puestos de trabajo estables y de calidad a las personas, que son las que de verdad están sosteniendo su empresa. Sin mensajeros, estas empresas no serían absolutamente nada. Está claro que su objetivo no es ser empresas con un proyecto estable a largo plazo.

Dirán que ellos no son empresas de mensajería o de transporte, que son “aplicaciones informáticas”… pues entonces lo que tendrían que hacer es trabajar con las empresas de mensajería de verdad, con las que tenemos personal estable en nómina, que cotiza a la seguridad social, que dispone de bajas remuneradas y por supuesto disfrutan de sus vacaciones anuales. Pero claro, nosotros no podemos trabajar bajo coste a 4,90 euros por servicio (IVA incluido). A esos precios alguien paga y tristemente quienes pagan son las personas a las que tienen repartiendo.

“Llevamos 22 años demostrando que la forma más eficiente y sostenible es el reparto de documentación y pequeña paquetería en bicicleta”

¿Cuál es el futuro del reparto en bicicleta? ¿Creéis que llegará un día en el que la mayoría de entregas en el centro de las ciudades se haga a pedales?

Llevamos 22 años demostrando que la forma más eficiente (además de sostenible) es el reparto de documentación y pequeña paquetería en bicicleta. La tendencia es imparable, pero para que la mayoría de entregas se realice de esta forma es necesario que desde la Administración se lleven a cabo medidas valientes como la restricción de circulación de vehículos a motor en el centro de las ciudades o la subvención directa a la compra de bicicletas/triciclos de carga. Sin estas medidas, llevará mucho más tiempo.

¿Qué consejo le daríais a un lector o lectora joven que quieren dedicarse al mundo de la bicimensajería?

La bicicimensajería no es tener una bici y un móvil. Hay que planificar y trabajar mucho antes de recibir el primer encargo. Un plan de negocio donde se reflejen todos los costes que se tendrán que asumir es muy importante, no nos olvidemos de los seguros de robo, de responsabilidad civil, el coste de la autorización de operador postal, de los costes fijos y variables, así como de que es un sector en el que, a medida que sube el volumen de envíos, se hace necesario incorporar a más personas. Un buen estudio de mercado también es muy importante, ya que hay que determinar si en nuestra ciudad hay suficiente demanda para un servicio de bicimensajería.

“Cualquier persona que sea usuaria habitual de la bicicleta en la ciudad puede ser bicimensajero”

¿Cuáles son los requisitos que debe reunir un buen bicimensajero?

Cualquier persona que sea usuaria habitual de la bicicleta en la ciudad puede ser bicimensajero. Sí añadiría que tiene que ser una persona organizada y buena observadora y “escuchante” de todo lo que pasa alrededor, tanto de lo que pasa en el tráfico como para entender y atender a las necesidades de los clientes hasta en detalles que pueden parecer insignificantes.

Mas allá de la mensajería, ¿cómo veis la situación del ciclismo urbano en España? ¿Cuáles son las ciudades que consideráis una referencia y un ejemplo a imitar? ¿Por qué?

Se van dando pequeñas pedaladas, en algunas ciudades de forma más decidida, y ahí tenemos a Barcelona, Vitoria, San Sebastián o Sevilla, que en los últimos años han construido más infraestructura, sin olvidarnos de Pontevedra, que ha ido más allá que las anteriores en cuanto a pacificación del tráfico, restringiendo al máximo la circulación de vehículos a motor devolviendo el protagonismo a peatones y a usuarios de la bici. 
En otras ciudades, como en Gijón, se van haciendo cosas, pero sin un plan claro y decidido a largo plazo. Los intereses alrededor de la movilidad en las ciudades son numerosos, pero para que la situación cambie se necesitan decisiones valientes que apuesten por la bicicleta y el peatón como protagonistas principales.

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