Desde luego lo es su última creación, la Festka Spectre Porcelain, un modelo con cuadro de carbono y valorado en más de 30.000 euros que ya tiene dueño, un coleccionista de bicicletas residente en Bangkok (Tailandia) que, además del ciclismo, tiene el hábito de coleccionar objetos de porcelana. Por eso encargó a Festka la creación de una bicicleta que satisficiera sus variopintas pasiones, un encargo que se ha dilatado durante más de trece meses y en el que se involucraron personalmente Tom Hnida (director de arte de Festka) y Michal Bačák, un célebre artista e ilustrador checo.
Fue Bačak el que decidió decorar el cuadro a mano, inspirándose en una mezcla del estilo característico de los azulejos portugueses y de las vajillas británicas Churchill Blue Willow, que además complementó con toques de oro de 24 quilates. Cada uno de los detalles fue consultado al cliente, lo que ha dado como resultado un conjunto en el que se van describiendo el nombre de sus hijos y algunas de sus aficiones, como viajar, tocar la flauta o, por supuesto, montar en bicicleta.
El conjunto paece muy frágil, pero no lo es: se trata de un cuadro Festka Spectre de carbono, que permite un uso extremadamente deportivo. Por supuesto, la estructura se completa con componentes de primer nivel, muchos de los cuales tuvieron que ser “personalizados”, eliminándose sus logos originales al no estar en sintonía estética con el resto del conjunto y teniendo que ser reintentados para mantener la coherencia estética.
El resultado es, para su nuevo propietario, absolutamente satisfactorio. “Tengo muchas bicicletas personalizadas”, explica Suratchaj Chenyavanij, su dueño, “pero es ahora cuando me doy cuenta de hasta qué punto una bici puede ser personal. Festka ha sobrepasado todas mis expectativas”.
