Puedes usar la bicicleta pública para ir a trabajar, al cine o a ver a un amigo. Pero a nadie se le ocurriría subirse a ella y emprender un viaje de miles de kilómetros. ¿A nadie?
Jeffrey Tanenhaus ha querido llevar varios pasos más allá su pasión por el sistema de bicicleta pública de Nueva York, el popular Citibike, para cruzar su país, EEUU, a bordo de una de sus bicicletas. Desde la ciudad de los rascacielos hasta la lejana y soleada California, situada a 4.800 kilómetros.
Según ha declarado en una entrevista con la web Bicycling.com, Jeffrey estaba “harto” de vivir un día a día monóntono en una oficina sin ventanas, por lo que decidió dar un giro radical a su vida. Cogió una de las bicicletas que utilizaba a diario para ir a trabajar y ya nunca volvió.
“La bicicleta pública de Citibike es robusta y funcional”, ha explicado Jeffrey. “Yo era un gran defensor del programa y usaba las bicis para ir a todas partes. No me considero un ciclista, sino una persona que utiliza la bicicleta para ir a trabajar y moverse por la ciudad, así que un buen día me pregunté: ¿y si lo dejara todo, incluido el trabajo, menos la bici que uso para todo? Y así lo hice”.
Como es lógico, la aventura de Jeffrey le ha salido un poco cara: Citibike le ha aplicado la máxima multa por el retraso en devolver la bici: 1.200 dólares (algo más de 1.100 euros). Y sin embargo, la promoción del sistema que ha hecho por todos y cada uno de los sitios que ha pasado no tiene precio.