Cultura ciclista

Cinco destinos ciclistas para una escapada invernal

El frío no es incompatible con pedalear. De hecho, para muchos es la mejor época del año para ello. Tissot te trae cinco destinos para una escapada única.

Foto: ecoviadelalgarve.wordpress.com
Foto: ecoviadelalgarve.wordpress.com

1. El Algarve. Pese a la cercanía con España, Portugal sigue siendo para muchos el gran desconocido. El Algarve es una de sus zonas más turísticas, pero sólo los amantes de la bicicleta conocen rutas tan mágicas como la que atraviesa la región más meridional del país. Con una extensión de casi 214 kilómetros y acceso directo a varias playas, la Ecovía del Litoral cruza el Algarve de un extremo a otro a lo largo de un corredor verde que une el cabo de San Vicente y Vila Real de Santo António. La Ecovía del Algarve es parte de EuroVelo, la red europea de rutas ciclistas que cruza todo el continente partiendo de Escandinavia. En su recorrido, caminos rurales plagados de encanto se alternan con otros paralelos a la carretera nacional 125, desde los que se puede disfrutar de paisajes costeros inolvidables.

Vía Verde de la Subbética (Foto: Patronato de Turismo de Córdoba).
Vía Verde de la Subbética (Foto: Patronato de Turismo de Córdoba).

2. Andalucía. ¿Para qué irse más lejos si en España tenemos uno de los lugares más visitados por los cicloturistas de todo el mundo? El sur de España lo tiene todo para seducir al cicloturista más exigente: la mejor gastronomía, paisajes increíbles, alojamientos con encanto y una inmensa cantidad de rutas perfectas para olvidarse del mundo. En Andalucía puedes pasar de la montaña a la playa y del desierto a la campiña en apenas una jornada de pedaleo. Puedes disfrutar de las playas infinitas de Cádiz, descubrir los secretos de ciudades milenarias como Córdoba, Granada o Sevilla o recorrer algunos de los más de 500 kilómetros de Vías Verdes que, como la de la Sierra, la Subbética o la del Aceite, recuperan antiguos trazados ferroviarios para convertirlos en rutas de ciclismo y senderismo absolutamente únicas. Y todo ello, con un tiempo que despierta la envidia de media Europa.

La catedral de Santiago de Compostela, destino final del Camino Francés.
La catedral de Santiago de Compostela, destino final del Camino Francés.

3. El Camino Francés. De todos los itinerarios jacobeos, el llamado Camino Francés (también conocida como la Ruta Interior en contraposición a la Ruta de la Costa o Camino del Norte, que discurre a través de la costa cantábrica) es uno de los preferidos por senderistas, pero también por cicloturistas. La ruta desde Roncesvalles a Santiago de Compostela tiene un total de 900 kilómetros a lo largo de los cuales se pasa por Francia, Navarra, Aragón, La Rioja, Burgos, Palencia, León, Lugo y A Coruña. Un itinerario en el que absolutamente todo ha sido pensado para la máxima comodidad del peregrino. Eso sí: dado que los días son más cortos y las condiciones climáticas puede que no acompañen en todas las jornadas, conviene preparar estas con la suficiente antelación.

4. Londres. No todo ha de ser campo y horizontes infinitos. La capital británica ha dado un giro importante en sus políticas de movilidad durante los últimos tiempos, con el objetivo de convertirse en una referencia en materia de ciclismo urbano. Por eso, todo aquel que hace tiempo que no la visita se sorprende del número de bicicletas que surgen sus calles. En invierno, y a pesar del intenso frío, Londres está rebosante de vida y actividades culturales y de ocio para todos los gustos. Esta época es, pues, perfecta para conocerla o redescubrirla a golpe de pedal, algo a lo que contribuye la gran cantidad de vuelos baratos con destino a la capital británica. Un destino que nunca falla y que siempre tiene algo nuevo que ofrecer al visitante.

5. Grecia. Si definitivamente lo tuyo es el sur, no podía falta en esta lista un país que lo tiene todo: historia, gastronomía, buen clima.. y también una infinita lista de rutas perfectas para el cicloturista: desde la historia que atesora cada rincón de Atenas a las casi seis mil islas del Mar Egeo. Playas que quitan el hipo, pueblos blancos que contrastan con el azul intenso del cielo mediterráneo y una gastronomía única convierten a Grecia en un acierto seguro.