Cultura ciclista

Montar en bicicleta, un arma contra la demencia

Un nuevo estudio demuestra la conexión entre la práctica de ejercicio físico y la lucha contra enfermedades como la demencia senil.

El ejercicio físico regular tiene una incidencia directa a la hora de frenar el deterioro cognitivo en las personas de edad avanzada, y puede contribuir de manera clave en la lucha contra enfermedades como la demencia senil. Es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo por el Center for Brain Health de la Universidad de British Columbia, y que ha sido publicado en la prestigiosa revista Neurology.

En el estudio participaron un total de 70 personas, todas ellas ancianos que ya estaban lidiando con los efectos del deterioro cognitivo vascular. La mitad de ellos hicieron ejercicio durante una hora, tres veces por semana y durante seis meses. La otra mitad recibió información mensual sobre el deterioro cognitivo vascular y una dieta saludable, pero no realizó actividad física alguna. Al final de los seis meses, todos los participantes fueron evaluados.

Los resultados fueron concluyentes: los sujetos que habían realizado ejercicio aeróbico manifestaron una pequeña mejora en la prueba de las habilidades de pensamiento, en comparación con aquellos que no hicieron ejercicio. El motivo es que la actividad física provoca la liberación de un factor de crecimiento neuronal del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés).

“El BDNF promueve el crecimiento, la diferenciación y la supervivencia de las neuronas”, ha explicado Teresa Liu-Ambrose, profesora asociada de la universidad y responsable del estudio. El ejercicio incrementa claramente la expresión del BDNF en el hipocampo, la región cerebral responsable del aprendizaje y la memoria. Es decir, el ejercicio físico hace crecer el hipocampo y, por tanto, mantiene el cerebro en buena forma.

Igual de bueno que los fármacos

“Este resultado, aunque modesto, es similar al observado en estudios previos que probaron la efectividad de fármacos en personas con deterioro cognitivo vascular”, añadió Liu-Ambrose. “Cualquier intervención positiva no relacionada con drogas es una buena señal. Además, el grupo que realizó ejercicio físico también mejoró en comparación con el otro grupo en otros aspectos como la presión arterial y la resistencia, por lo que hablamos de una mejoría general de la salud”.