Cultura ciclista

De larga distancia: bicicleta y tercera edad

La tercera edad ya no es el final de nada: puede aprovecharse para aprender a montar en bicicleta o incluso para recorrer Latinoamérica a pedales.

Cualquier momento es bueno para subirse a una bicicleta y, por supuesto, también lo es la tercera edad, ese instante vital en torno a los 65 años en el que muchas personas que no aprendieron en su infancia se atreven a hacerlo ahora.

En Valencia, Aula de la Bici enseña a pedalear desde 2010 a personas mayores. Más de 500 han pasado por sus cursos, y la “alumna” de mayor edad fue una de 74 años. “Sobre todo viene gente de entre 50 y 60”, explica Belén Chamorro, presidenta de la asociación, “pero lo más destacable es que la mayoría son mujeres. A los hombres les da más vergüenza y, además de ser más atrevidas, ellas tuvieron menos oportunidades de aprender debido a los micromachismos”.

En Santiago de Chile, la asociación Macleta (Mujeres Arriba de la Cleta) desarrolla desde 2008 un programa específico para mujeres llamado Escuela BiciMujer. “Aprender a pedalear es para muchas un tema pendiente, y así cumplen un sueño frustrado. Ellas ya criaron, ya trabajaron, ya hicieron todo por demás, y ahora les toca darse ese regalo. Por eso lo hacen con un entusiasmo tremendo”, comenta Cynthia Silva desde tierras chilenas.

Primer paso

El denominador común, además de la obvia mejora física y de salud, es el aumento de su autoestima y confianza en ellos mismos. Empezar a pedalear es el primer paso hacia otros retos. Según Aula en la Bici, “muchos alumnos nos han contado que después de aprender a ir en bici se han apuntando a otras actividades como informática, o van pedaleando a sitios a los que antes no iban porque esperaban a que alguien les llevara en coche”.

La asociación Kalapie también imparte este tipo de cursos en San Sebastián. Su presidente, Giuliano Mezzacasa, explica el método de enseñanza más habitual. “Elegimos una cuesta con un ligero descenso y que acabe en llano”, explica. “Se lanzan con el sillín bajo, para que les lleguen los pies, y sin pedalear aprenden el equilibrio y frenan en un par o tres de bajadas. Al segundo día, casi todos se manejan bien”.

Foto: Kalapié
Foto: Kalapié

Mezzacasa nació en Italia pero, desde 1968, vive en Guipúzcoa. A sus 77 años usa la bicicleta como medio de transporte en su día a día, y asegura que cada vez lo hace más gente mayor. Desde Macleta cuentan que en Chile, sobre todo en regiones y zonas rurales, “la bicicleta es el medio de transporte por excelencia de la tercera edad. Es una postal que siempre tenemos en mente al viajar o recordar nuestra infancia. En Santiago hay de todo: desde los eternos abuelos y abuelas que han pedaleado desde siempre a las nuevas ciclistas de la tercera edad, que se gradúan en nuestra escuela y que, a veces, se convierten en ciclistas urbanas de tomo y lomo”.

La mejor bici para los “veteranos” puede ser una clásica de paseo: irán derechos, la espalda no sufrirá y verán mejor la circulación

¿La mejor bici? Los expertos recomiendan y subrayan que es muy importante que las personas mayores se compren una bicicleta adaptada a sus necesidades y edad. “La mejor para ellos es la clásica de paseo”, coinciden, “porque en ella irán derechos, no sufre la espalda y mantienen bien el equilibrio. Además, les permite ver mejor la circulación y los vehículos les ven mejor a ellos al ser la bicicleta más voluminosa”. También coinciden en que estos ciclistas mayores son mucho más prudentes que el resto. “No tenemos tantos reflejos ni el dominio de la bicicleta de una persona joven”, asegura Mezzacasa.

De récord

Pero cumplir los 60 también es un buen momento para superar registros que, a priori, parecen aptos sólo para otras edades. Que se lo pregunten al mexicano Felipe Besnés, la primera persona de esa edad que cruzó en bici Latinoamérica.

Tras jubilarse de una multinacional de la alimentación, Besné empleó casi dos años, 581 días, en recorrer 25.000 kilómetros repartidos por 18 países. Partió desde la argentina Ushuaia, en la frontera de la Antártida, hasta su población natal, Jalisco. Cuatro años más tarde, en 2013, viajó a España para promocionar el ecoturismo y las ventajas de este tipo de viajes sin contaminación haciendo el Camino de Santiago sobre dos ruedas. Y en estos momentos se encuentra pedaleando como coordinador continental de la caravana de Cicloviajeros hacia el Foro Mundial de la Bicicleta, que se celebrará en la capital chilena entre el jueves 31 de marzo y el 5 de abril de 2016.

“Este era mi sueño de toda la vida”, explica. “Al jubilarme lo tomé como un proyecto de vida, para conocer a nuestros hermanos latinos. La gente se sorprende al ver a un hombre de la tercera edad en este tipo de periplos, pero prefiero embarcarme en viajes de estas dimensiones antes que quedarme sentado en el sofá viendo la vida pasar. Cualquier persona, de cualquier edad, puede superar los retos que se proponga. Solo es posible avanzar cuando se mira lejos”, asegura el ciclista mexicano.

¿La receta para vivir 104 años? “Comer miel, frutas, verduras… ¡y pedalear mucho”

La aventura de Enrique Tezanos también empezó al jubilarse como carpintero en 2001. Empezó a pedalear y, 12 años después, logró la increíble marca de recorrer 200.000 kilómetros en el velódromo del complejo deportivo Óscar Freire, en Torrelavega: 250.000 vueltas en 8.695 horas pedaleando, una media de 60 a 80 kilómetros al día. “Mi motor fueron las 4.564 tabletas de chocolate comidas en este tiempo, elaboradas con 2.282 botes de leche condensada”, recuerda el cántabro, a quien puedes encontrar aún todos los tardes dando vueltas al velódromo. “Me cuesta mucho sacrificio, pero no voy a dejarlo ahora”.

Y, para el final, una leyenda: el francés Robert Marchand. Nacido en Amiens en 1911 (sí, has leído bien: tiene 104 años), consiguió batir en 2014 el récord de la hora para centenarios que él mismo poseía y que situó en 26 kilómetros y 927 metros. Desde 2012 también posee el récord de velocidad en bicicleta en 100 kilómetros, al recorrer esa distancia en 4 horas, 17 minutos y 27 segundos. Diminuto y extrovertido, asegura tener sólo un secreto: cuidarse. “Comer miel antes de cada prueba, una rutina saludable, frutas, verduras y mucho pedaleo”, dice… ¡Tomen nota!