Bicicletas eléctricas

Cómo las bicicletas eléctricas pueden reducir a la mitad las emisiones de CO2

Las bicicletas eléctricas cada vez son más comunes. Gente que antes no se imaginaba utilizando una bici como medio de transporte ha encontrado en estas una herramienta útil para los desplazamientos. Además, ayudan a tener un mundo mejor disminuyendo las emisiones de dióxido de carbono.

En un estudio realizado por Ian Philips, Juand Anable y Tim Chatterton, investigadores de CREDS en la Universidad de Leeds en el que estudian cómo disminuir las emisiones de CO2 en Reino Unido han llegado a una conclusión: si la bicicleta eléctrica se utiliza para sustituir al coche, en Inglaterra se podría llegar a reducir el CO2 hasta en 30 millones de toneladas al año, lo que equivale a la mitad de las emisones emitidas por los automóviles actualmente.

Es decir, si cada persona reemplazase todos los desplazamientos que habitualmente hace en automóvil por desplazamientos en bicicleta eléctrica, individualmente podría ahorrar 0,7 toneladas de CO2 al año. A esto habría que sumarle otros beneficios como la mejora de la calidad del aire y la salud del que pedalea.

Uso de la bicicleta como medio de tranporte en una zona costera.
Uso de la bicicleta como medio de tranporte en una zona costera.

“El fracaso para reducir rápidamente las emisiones de CO2 del transporte es un problema, pero las bicicletas eléctricas podrían ser parte de la solución” explican en el estudio. Incluso se podría llegar a alcanzar un transporte cero emisiones, aunque para ello afirman que sería necesario el uso de otras tecnologías y habría que reducir la demanda de viajes.

Proponen olvidar algo que muchos países ya han hecho, los desplazamientos activos solo son posibles para distancias cortas e incentivar el uso de las bicicletas eléctricas para distancias más largas, para unir los pueblos o zonas rurales con las grandes urbes. En Dinamarca, por ejemplo, están construyendo carriles bici en las ciudades y, además, carriles bici que unan las urbes con otras ciudades y pueblos.

La dependencia del coche en pequeñas ciudades y áreas rurales es, en muchas ocasiones, mayor que en poblaciones extensas. Esto se debe principalmente al acceso limitado que tienen al transporte en zonas aisladas y a que los viajes son más largos. “Las mayores oportunidades para disminuir las emisiones de dióxido de carbono se encuentran en entornos rurales y suburbanos: los habitantes de las ciudades ya tienen muchas opciones de viaje bajas en carbono, por lo que el mayor impacto sería alentar el uso fuera de las áreas urbanas” inciden los autores del estudio.

Esto no quiere decir que para las grandes ciudades se recomienden los desplazamientos en coche. Para estos modelos de población proponen reemplazar vehículos a motor por bicicletas convencionales, porque las distancias son más llevaderas. Para que esto sea posible, proponen, entre otras cosas, crear en Reino Unido una red estratégica que conecte los pueblos con pueblos y pueblos con ciudades para facilitar el acceso a las grandes urbes.

Uso de bicicleta en el medio rural.
Uso de bicicleta en el medio rural.

Los coches híbridos y eléctricos también han sido estudiados para reemplazar a los vehículos a motor, llegando a la conclusión que se reducirían las emisiones de CO2 de por vida, pero en ningún caso se conseguirían las cifras que las bicicletas eléctricas sí tienen posibilidad de alcanzar.

Si lo que propone el estudio de la Universidad de Leeds se llevase a cabo y cada desplazamiento en coche se sustituyese por viaje en bicicletas eléctricas, cada individuo rodaría alrededor de 5.000 kilómetros al año. Para eso, insisten que lo primero que hace falta es un cambio de cultura y de mentalidad.