Cultura ciclista

Cuanto más caro es el coche, peor conduce su dueño

Es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo en Finlandia: quienes conducen coches de alta gama son más temerarios al volante.

Si te mueves en bicicleta por la ciudad a menudo, es probable que lo hayas pensado en alguna ocasión: los que llevan coches caros, de marcas como Audi, Mercedes o BMX, son más propensos a hacerte una ‘pirula’, adelantarte a una velocidad excesiva o mostrar una desagradable sensación de superioridad. ¿Es sólo una sensación o hay algo de cierto en ello?

Según un estudio llevado a cabo en Finlandia, y del que se ha hecho eco El Confidencial, no se trata de una casualidad: obedece a una cuestión estadística. A medida que crece el status del coche que conduce un hombre, más se exacerban las cualidades negativas en su conducción. “Es complicado decir por qué estos conductores se comportan peor, ya que obedece a la suma de varios factores, pero dos de ellos son una mayor competitividad y la sensación de que están por encima de ciertas normas”, ha explicado uno de los responsables del estudio, Jan Erik Lönnqvist.

El precio del coche, símbolo de estatus.
El precio del coche, símbolo de estatus.

La idea de realizar la investigación surgió al otro lado del Atlántico, en California. Y lo hizo a raíz de un tuit. Un profesor de la Universidad de California, Benjamin Ban Allen, lanzó una pregunta en la conocida red social: “¿Son los idiotas los que se compran un Mercedes o es el Mercedes el que los hace idiotas?”. Aunque parecía que el mensaje no iba a tener demasiada repercusión, más allá de un puñado de likes y otros tantos retuis, su colega Lönnqvist, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), recogió el guante y decidió darle una respuesta basada en los datos.

Lönnqvist y su equipo han analizado casi 2000 casos de propietarios de coches para concluir que la opción correcta de las que propone Ban Allen es la primera: primero son idiotas y después se hacen ricos y se compran un coche de gama alta. “Para conseguir esta respuesta estudiamos a 1982 conductores fineses a los que se les preguntó no solo cuestiones relativas al coche, sino también sobre hábitos de consumo y riqueza, además de dedicar una batería de preguntas para descubrir sus rasgos de personalidad”, explica el equipo de investigadores, “y después sometimos las respuestas a un análisis basado en un modelo de cinco factores, el marco más habitual a la hora de tratar los rasgos de personalidad. Los factores son empatía, meticulosidad, tendencia a estar neurótico, extroversión y amabilidad”.

Las mujeres, mejores conductoras

Eso sí, en el caso de las mujeres ocurre exactamente lo contrario: cuando ellas llevan coches caros son mejores conductoras que el resto. Son más empáticas, no fomentan las broncas de tráfico y cometen menos infracciones. “Para ellas, tener un coche caro no es un símbolo de estatus”, afirma Lönnqvist, si bien el investigador sostiene no tener una respuesta clara para esta tendencia. El estudio expone que el vínculo entre una personalidad egocéntrica y un coche de alta gama es solo perceptible en el caso de los hombres: “También hemos descubierto que los hombres con una actitud de conducción más desagradable se sienten atraídos por los coches caros. Son personas que a menudo se sienten superiores a los demás y tienen ambición por demostrarlo”, asegura.

Ellas conducen mejor que ellos, según el estudio.
Ellas conducen mejor que ellos, según el estudio.

En lo que sí coinciden los géneros es en un rasgo concreto: la meticulosidad. La gran mayoría de los dueños de coches caros, independientemente de su género, tienden a ser personas meticulosas, ambiciosas, respetables y organizadas. Cuidan de su salud y a menudo rinden muy bien en el trabajo. “Explicamos esta relación a través de la importancia que le dan a la alta calidad. Cada coche ofrece una imagen concreta de su conductor, y poseer un coche alemán de alta gama, que se percibe como de gran credibilidad, envía el mensaje de que quien lo conduce es igual de confiable”, dice Lönnqvist. Parece que, al menos en lo que respecta a su manera de conducir, confiable no es precisamente la palabra adecuada.