Cultura ciclista

Ciclismo y veganismo: ¿la pareja perfecta para salvar el planeta?

El veganismo y el respeto a los animales crecen en todo el mundo, y también entre los ciclistas. Hablamos con algunos de ellos sobre ciclismo y veganismo y evaluamos su impacto en la salud propia y de nuestro planeta.

Abrazos, vítores y aplausos. Un ruidoso grupo de amigos, conocidos y seguidores del español Pedro Jesús López-Toribio y el italiano Paolo Barbon acudió el 17 de agosto a recibir a los dos ciclistas a la madrileña Plaza de Toros de las Ventas, donde llegaron tras haber pedaleado 2.800 kilómetros por tres países: Italia, Francia y España. El lugar escogido para culminar el reto no era casual: ambos pedalearon con el objetivo de dar visibilidad a la defensa de los derechos de los animales. Por ello, el acto concluyó con la lectura de un manifiesto en el que se pide la abolición inmediata de la tauromaquia.

La odisea de Pedro Jesús y Paolo, bautizada como Bike for Animals, fue sólo una más de las llevadas a cabo para, como ellos mismos afirman, “dar voz a los sin voz”. Pedro Jesús ha protagonizado rutas como la Transpirenaica por los animales o el Camino de Santiago ‘non-stop’, en el que pedaleó sin descanso durante 40 horas y media, con las que quiso arrojar luz a la situación de maltrato e injusticia que sufren millones de animales y, al mismo tiempo, dar a conocer el veganismo como forma de vida y alternativa responsable.

Transpirenaica por los animales.
Transpirenaica por los animales.

“Para mí, el veganismo es una postura ética que se opone al especismo, que es la discriminación que sufren los animales no humanos, evitando colaborar en su materialización a través de la alimentación, vestimenta, experimentación, entretenimiento o comercio con ellos”, explica a Ciclosfera Pedro Jesús, vegano desde hace ocho años.

No sólo lechuga

En su opinión, existe una conexión directa entre otras formas de opresión y la que sufren los animales. “La mayoría de las personas civilizadas consideramos una cuestión inapelable desterrar el racismo, la homofobia o el sexismo. Con el especismo pasa más lo mismo, especialmente cuando esta discriminación se lleva a cabo a diario y supone el horror y la muerte de miles de millones de vidas sintientes, inocentes e indefensas”.

Las rutas ciclistas de Pedro Jesús sirven, además, para desterrar lo que considera “mitos absurdos” sobre la viabilidad de alimentarse sin consumir productos de origen animal. Mitos como que ser vegano “es comer sólo lechuga” son, en su opinión, fruto de la ignorancia. “El deporte es una ventana maravillosa para demostrar lo que muchos veganos y veganas hacemos en todo el mundo a diario: que no sólo es posible sino, incluso, beneficioso. Nutrimos a nuestro cuerpo con los alimentos para los que está diseñado y no lo penalizamos con otros absurdos, antinaturales y dañinos que, por el hecho de haber sido consumidos históricamente, pueden ser incorrectos”.

En ese sentido, y en opinión de Pedro Jesús, “las enfermedades cada vez más extendidas en el llamado primer mundo están muchas veces asociadas al consumo de productos animales”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en 2015, precisamente, el foco en la carne procesada, a la que declaró cancerígena e incluyó en el mismo grupo de riesgo de sustancias que el tabaco, poniendo sobre la mesa un debate que muchos como Pedro Jesús intentan hacer visible.

Hacia un mundo más sostenible

Más allá de la cuestión ética que implica el hacinamiento, explotación y muerte de animales para el consumo humano, e incluso más allá de los efectos que tiene sobre nuestra salud el consumo excesivo de carne, algunos datos parecen dar la razón al veganismo como la opción más sostenible en materia medioambiental. La producción de carne y lácteos representa el 70% del consumo mundial de agua dulce, el 38% del uso total de la tierra y el 19% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Es por ello que, según el informe de la ONU Assessing the Environmental Impacts of Consumption and Production, publicado el pasado 2015, un cambio global hacia una dieta vegana resultaría “vital” para salvar al mundo del hambre, la escasez de combustible y los peores efectos del cambio climático.

Manifestantes veganos en la COP15 de Copenhague.
Manifestantes veganos en la COP15 de Copenhague.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) también ha señalado a la ganadería como uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales que sufre el planeta. Según la FAO, la actividad ganadera “contribuye decisivamente a la degradación de la tierra, la contaminación de los acuíferos o la pérdida de la biodiversidad, y es responsable como ninguna otra de la imparable deforestación del planeta”. Según datos del Banco Mundial, el 91% de los bosques desaparecidos en el Amazonas se han dedicado a pastizales para una ganadería, a su vez, destinada al consumo humano. De hecho, un tercio del total de la superficie terrestre está ocupado por explotaciones ganaderas e industrias agrícolas subsidiarias.

Múltiples organizaciones señalan a la ganadería como uno de los grandes culpables del deterioro del planeta

Todo ese impacto se reflejaba en uno de los documentales recientes más impactantes, Cowspiracy, del estadounidense Kip Andersen. El largometraje pone encima de la mesa datos tan llamativos, y de los que apenas se habla, como que la cría de ganado produce más gases de efecto invernadero que todos los autos, camiones, trenes, barcos y aviones juntos (un 13% frente al 51%), o que para producir una hamburguesa son necesarios más de 2.500 litros de agua.

“A pesar de que cada vez contamos con más información, la mayoría de la gente se resiste a darse cuenta de que su dieta es la causa principal de la degradación del planeta”, explica Andersen a Ciclosfera. Algo, eso sí, que podría estar cambiando: “Cada vez más ciudadanos empiezan a darse cuenta de que existe otra manera de consumir, de una manera más respetuosa y consciente”, cuenta el cineasta. Un cambio en el que están jugando un papel esencial documentales como Earthlings, Demain (Mañana), Food Inc. o el propio Cowspiracy ,y que se materializan en una célebre frase que muchos de los valedores del veganismo recuerdan a menudo: “Contamina más un carnívoro en bicicleta que un vegano en 4×4”.

Fuertes, resistentes, ejemplares… y veganos

Existen infinidad de deportistas, tanto aficionados como profesionales, que siguen una dieta vegetariana estricta. Carl Lewis, Venus Williams y Martina Navratilova son tres de los casos más célebres, y Novak Djokovic ha abierto un restaurante vegano junto a su pareja. Pero hay muchos más: el corredor de ultramaratones Scott Jurek (autor del libro Correr, comer, vivir) es uno de los mayores divulgadores del veganismo. También lo es Fiona Oakes, en la misma disciplina, que tiene el honor de haber sido la primera mujer vegana en correr la ultramaratón de Des Sables. El iraní-armenio Patrik Baboumian, considerado uno de los hombres más fuertes del mundo y ex culturista, posa a menudo con mirada desafiante junto a los vegetales que, asegura, le aportan su fuerza sobrehumana. Frank Medrano, el más famoso representante de los célebres y exigentes entrenamientos calisténicos, es un vegano confeso, como también lo es el triatleta estadounidense Dave Scott, seis veces ganador del Ironman. En nuestro país, Miguel Camarena es uno de los más célebres valedores del veganismo en el atletismo español, y también son veganos el culturista Carlos Barbón, el atleta Borja Pérez Batet o el kickboxer y boxeador Emilio García.

Patrik Baboumian.
Patrik Baboumian.

La mejor gasolina

¿Qué debemos ingerir antes de una buena rodada? ¿Hay diferencias para los ciclistas veganos y para los que no lo son? La dietista y nutricionista Bárbara Sánchez, del Centro Aleris, nos saca de dudas. “Para cualquier deportista, tanto si es o no vegano, es recomendable la fruta desecada: dátiles, orejones, etc. Son alimentos ricos en hidratos e ideales para obtener energía. También está la opción, muy extendida, de las barritas de cereales, pero hay que mirar bien la composición, ya que la mayoría de ellas tienen un exceso de azúcares refinados que no son sanos ni recomendables”, advierte.