Ciudades

Chicago supera a Nueva York como la ciudad más bike-friendly de EEUU

La capital de Illinois, Chicago, parece estar dispuesta a convertirse en un ejemplo en materia de movilidad ciclista.

Chicago se pone las pilas. Lo que en otro tiempo fuera hogar de los gangsters es hoy una urbe plagada de bicicletas, y en la que las autoridades parecen haber entendido el mensaje. Y teniendo en cuenta que se trata de la tercera ciudad más poblada de Estados Unidos, sólo superada por Nueva York y Los Angeles, tal circunstancia se torna especialmente significativa.

Según recoge el diario local Chicago Tribune, la ciudad ha ido escalando posiciones en el ránking de las más bike-friendly del país, pasando del décimo puesto que ocupaba en el año 2010 a lo más alto. Con ello se cumple el deseo expreso del alcalde demócrata, Rahm Emanuel, que al tomar posesión de su cargo se comprometió a convertir la ciudad en la más ciclista de todo EEUU.

Una de las razones que han llevado a lo más alto a Chicago es la inversión en infraestructuras ciclistas, impulsada decididamente por el equipo de Emanuel. Hasta hace pocos años, motos y bicicletas circulaban por los mismos carriles, lo que en opinión de muchos ciudadanos suponía un grave peligro para su seguridad.

El doble de carriles bici

Desde 2011, se han construido en la ciudad un total de 238 kilómetros de carriles bici, fundamentalmente segregados, que se añadieron a los 162 que ya existían. Chicago cuenta, asimismo, con otros 75 kilómetros de vías ciclistas, como la famosa ruta 606. Ante esa apuesta, los habitantes de la ciudad respondieron con entusiasmo. En los últimos diez años, el número de ciclistas se ha incrementado en un 57%, según datos de U.S. Census Bureau.

Aun así, los colectivos ciclistas de la ciudad recuerdan que aún queda mucho trabajo por hacer. En lo que va de año han fallecido cuatro ciclistas en accidentes de tráfico, lo que consideran una cifra inaceptable. Aun así, aplauden y reciben con orgullo ser la ciudad que, en materia de movilidad ciclista, marca el camino a un país en el que el coche ha tenido una preponderancia tradicional que, hasta hace poco, parecía indiscutible.