Cultura ciclista

Biciclown: “Los planes se hacen para divertirte, no para cumplirse”

El Biciclown vuelve a casa: hablamos con Álvaro Neil tras más de 160.000 kilómetros pedaleando y haciendo reír al mundo. En 2017 estará otra vez en España, y lo celebra con un proyecto muy especial.

Álvaro Neil vuelve. El Biciclown salió de España en 2004 y, en 2017, regresará y terminará su vuelta al mundo. El día y el mes estarán escritos en un libro especial de fotos y postales, que se sufragará a través de Verkami. El diseño correrá a cargo del estudio de David Torrents, habrá recompensas para los que le ayuden a recaudar los 2.700 euros que necesita para completar el proyecto y, en el camino de vuelta, habla otra vez con Ciclosfera para repasar su enorme aventura vital.

Estás ahora mismo en Rumanía, después de cruzar los países nórdicos. ¿Cómo está siendo esta etapa final del viaje?

Europa no es otro continente, sino otro planeta. En los países escandinavos la gente no se saluda, no se mira, no habla con extraños. Nadie pide ayuda, porque necesitarla es síntoma de debilidad, de mala planificación, y si te quedas sin agua o comida es porque, simplemente, eres tonto.

Algo que, supongo, no pasa en otros lugares.

No. En África o los países musulmanes la gente se comunica contigo, precisamente, por ser extraño. Aquí pasa lo contrario, aunque intento sembrar humanidad y miradas… Son, también, países caros, donde he llegado a mirar en los contenedores de basura de los supermercados para encontrar comida en perfecto estado.

El Biciclown, Álvaro Neil (www.biciclown.com/)
El Biciclown, Álvaro Neil (www.biciclown.com/)

Más de 13 años pedaleando, y 161.000 kilómetros recorridos. ¿Hay cada vez más gente como tú?

Muchos más, sobre todo considerando que, antes, no había nadie. Creo que es algo relacionado con la crisis económica de 2008: mucha gente cobró una indemnización, vio que las cosas estaban difíciles y se lanzaron a viajar. Además, hay cada vez más información, la gente está más preparada. Eso también ha quitado algo de contacto humano: echo de menos parar y hablar con más ciclistas, acampar juntos, charlar. Muchos te hablan a través de Internet, pero luego se cruzan contigo y siguen rodando. Tenemos el peligro de terminar como los automovilistas.

¿Qué has echado de menos en todo este tiempo?

Sé que es difícil de creer, pero no he echado nada de menos. Es muy duro ver cómo tu bici se rompe, si ella no camina, tú no avanzas… Eso es lo peor que te puede pasar.

“Todos intentamos ser felices, pero elegimos caminos muy raros para conseguirlo”

¿Y qué has aprendido?

Respecto a la gente, que todos intentamos ser felices pero elegimos caminos muy raros para conseguirlo. Mucha gente se olvida de que lo más valioso en la vida, algo que nunca vuelve ni puede comprarse, es el tiempo. Creemos, por ejemplo, que mirar Facebook es gratis, pero… ¿Y el tiempo que pierdes haciéndolo?

¿Y respecto a ti?

Que se puede vivir muy bien con muy poco. Que tener elegir, por ejemplo, qué zapatos te pones hoy sólo te despista y hace perder energía. Que no tener que ir de compras te libera, libera tu cerebro y te ahorra esfuerzos. Que cualquier problema se puede resolver, aunque probablemente no como tú pensabas. Y que los planes se hacen para divertirte, no para cumplirse. No saber dónde dormirás es hermoso, te da mucha libertad, te hace sentir dueño de tu destino.

¿Qué consejos le darías a un futuro ‘biciclown’?

Que empiecen pensando en un viaje pequeño, porque viajar en bicicleta tiene que ver más con una maratón que con los cien metros lisos. Que gasten dinero en equipamiento, y no en hoteles, porque bien equipado puedes dormir en cualquier lugar mientras que en un hotel no conoces a la gente local. Dormir, estar, en la calle, te obliga a pedir ayuda, y eso es lo más hermoso porque te obliga a hablar con otros.

“Pedir ayuda es lo más hermoso, porque te obliga a hablar con otros”

¿Con qué viajas tú?

Con 75 kilos de equipaje. Pero hay que tener en cuenta que, conmigo, viajan varias personas más: el ciclista, el payaso, el escritor, el documentalista… ¡Tengo que llevar cosas para cada uno de ellos!

¿Por qué regresas? ¿Está en España tu lugar?

No… Mi sitio en el mundo, mi lugar, está dentro de mí. No hay ningún lugar mejor que mi interior, es donde está, siempre, mi casa. Pero lógicamente tengo que volver. Regresaré en 2017 y lo celebraré lanzando un calendario, un anuario, en el que estará marcado en rojo el día que mi vuelta al mundo haya acabado.

¿Cómo crees que te sentirás al volver?

Triste, porque entre otras cosas hay muchas personas de mi familia que, en todo este tiempo, han muerto. Hay mucha gente desconocida que sabe de mí, que conoce mis viajes, con los que me encontraré y a los que, sin embargo, no habré visto nunca. Y después supongo que sentiré un gran vacío, porque todos los que me abracen volverán a su rutina, mientras que yo seguiré corriendo como el agua.

¿A qué lugares volverías ahora mismo?

No volvería a un lugar determinado sino a reunirme con alguien. Los países no me importan… Cuando pienso en una ciudad, en mi periplo por un país, me acordaré de las personas. Viajar hace que le pongas caras a los lugares.

Tras 13 años recorriendo el mundo… ¿Cómo crees que somos las personas?

Estamos desconectados los unos de los otros. Si en tu entorno ya hay cosas que no te conoces, que no te interesan, imagínate multiplicarlo por tu barrio, tu ciudad, tu país… Esa falta de armonía, multiplicada hasta el infinito, es el mundo. La gente ha perdido la conexión con la Tierra, y se cree que por haber visto un documental en la tele ya sabe cómo es Australia y los australianos. El mundo, los países, la gente, se conoce recorriéndolo. Internet nos permite estar conectados, pero es una sensación falsa: estar 30 segundos, cara a cara, con alguien, te dice más cosas que hablar con él a diario durante un mes a través de Skype.

“Estar 30 segundos con alguien te dice más cosas que hablar un mes por Skype”

¿Demasiadas normas, demasiada falta de empatía?

Desde luego. La gente ha olvidado su instinto: no nos fiamos, no olfateamos, no nos guiamos por nuestro instinto. Nos educan en un sistema donde todo está estructurado y no se admiten excepciones, la gente es muy robótica y falta flexibilidad. Hemos hecho tantas leyes que nos hemos vuelto rígidos, hemos perdido el sentido común y, muchas veces, creamos nosotros mismos los problemas.

El Biciclown, Álvaro Neil (www.biciclown.com/)
El Biciclown, Álvaro Neil (www.biciclown.com/)

¿Y las soluciones? ¿Cuál nos das tú?

Hay mucha gente interesante en el mundo, haciendo cosas buenas, a las que hay que conocer y publicitar. Si hablamos más de cosas positivas recuperaremos la confianza de la gente… Pero quizá interesa más que todos se depriman escuchando hablar de terrorismo, atentados y bombas. Hay que difundir el ver el vaso medio lleno, y no vacío. Enfocarnos en noticias positivas… Porque las hay, porque hay gente maravillosa.

Más de 161.000 kilómetros recorridos, más de 4350 días juntos… ¿Qué es, para ti, tu bicicleta?

La bicicleta es un pasaporte para conocer el mundo. La gente no me mira a mí, sino a mi bicicleta… Se hacen fotos con ella, no conmigo. Yo soy como un centauro, mitad hombre y mitad bicicleta… Es un invento impresionante. Cuando veo el mapa del mundo y veo lo que he hecho no me siento orgulloso de mí, sino de la bicicleta en la que lo he logrado. La satisfacción de llegar a tantos lugares pedaleando es… El ciclista no tiene nada que ver con los automovilistas o los motoristas sino con los pájaros o los perros. La bicicleta humaniza, te transforma, te quita todo el orgullo. Es tan grande…