Ciclismo urbano

Así es el Ciudadano 0,0 de San Miguel

San Miguel quiere apostar por la vida sana, el consumo moderado de alcohol y, sobre todo, por la bici urbana. Este es el perfil del Ciudadano 0,0.

La bici se ha convertido para Sergio en una forma de vida: la utiliza todos los días para ir a trabajar. Es diseñador web y, como a tantos otros, moverse en bicicleta le ha cambiado la vida: hace tiempo que comprendió que, a pedales, las distancias son mucho más cortas. El tiempo se estira como por arte de magia, y el trayecto hasta el trabajo se convierte en un placer.

Al igual que Sergio, su compañero de trabajo, Javier, se desplaza hasta su centro de trabajo en bicicleta. Ha personalizado su bicicleta al detalle, hasta convertirla en una extensión de su propia personalidad. De hecho, para Sergio moverse en bicicleta es parte de toda una filosofía que pasa por la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y la conciencia de que necesitamos unas ciudades más habitables, silenciosas… y con menos humos.

La revolución ciclista es imparable

Sergio y Javier son dos ejemplos de Ciudadano 0,0, la manera en que San Miguel denomina a aquellos ciudadanos que apuestan por una vida más sana y sostenible. Y son, afortunadamente, sólo una pequeña parte de los miles de ciudadanos que, cada vez más, optan por la bicicleta como medio de transporte urbano. Cada cual encuentra sus propios motivos: salud, ahorro, diversión… Muchos apuntan a la pereza para no dar el primer paso, pero una cosa está clara: el que lo prueba, se convence. Por eso la revolución ciclista es imparable.

Compra, alquila, recicla

Más allá de los beneficios personales, la bicicleta se postula como un sector en constante crecimiento: se calcula que en 2020 la bicicleta generará un millón de empleos en Europa. De hecho, nuestras ciudades albergan un número creciente de tiendas de bicicletas, un negocio con grandes posibilidades. Las hay para todos los gustos: de carretera, de paseo, plegables, eléctricas…

Pero aunque comprar una bici nueva es una buena opción, no es la única. En España hay infinidad de viejas bicicletas olvidadas en trasteros que esperan a que alguien les dé otra oportunidad. Y si no quieres tener tu propia bicicleta, no hay problema: gracias a los sistemas públicos de alquiler, presentes en la mayoría de las grandes ciudades, puedes moverte a tus anchas y sin preocupaciones.

¿Y tú? ¿Eres un Ciudadano 0,0? ¡Súbete a la bici!