Cultura ciclista

De Arica a Valle Acha: la aventura de pedalear

“El mundo de las formas es pasajero, temporal, sobre todo con nuestros vestidos, nuestro cabello y todo nuestro cuerpo”. Otra historia de un Embajador Ciclosfera que nos muestra la aventura de pedalear.

Chile. Nos encontrábamos en Arica a punto de emprender el viaje en bicicleta hacia San Pedro de Atacama. Nuestra meta era pedalear alrededor de 100 kilómetros por día, aunque eso iba a variar según la cantidad de cuestas que hubiesen en el camino.

Nuestro plan era comenzar a pedalear a las 8 de la mañana, pero la conexión con los tiempos no ha sido nuestro fuerte. Así que partimos a las tres de la tarde, queriendo avanzar lo que fuera antes del anochecer y acampando en algún lugar inhóspito  del desolado norte de Chile.

Apenas comenzamos a pedalear tuvimos nuestra primera pana: se fue abajo  la parrilla delantera de una de las bicicletas los cual nos hizo acudir a un taller de bicicletas, el taller Melipulli, en Arica.

El problema fue que el soporte delantero de la bicicleta era demasiado débil para el peso que llevábamos. En el taller estuvimos alrededor de 2 horas donde se cambio esa pieza y pudimos continuar el viaje.

Cuando llevábamos 1 hora de pedaleo, vino el segundo imprevisto, la rueda de la bicicleta de Tamara se pincho. Tuvimos que detenernos en la carretera y parchar la bicicleta.

Al revisar la rueda pude percatarme que tenia un vidrio atravesado en el neumático (importante siempre revisar el neumático para corroborar que no quede algo alojado en la rueda que pueda volver a pinchar la cámara) estuvimos alrededor de media hora solucionando el imprevisto y luego seguimos pedaleando.

Primera cuesta

El anochecer no tardaba en llegar y nos esperaba la primera cuesta del viaje, la cual era bastante empinada, por ello decidimos abandonar el pedaleo por ese día y buscar un lugar donde acampar.

Las opciones era quedarnos a un costado de la carretera o entrar a una pueblo que se llamaba Valle de Acha (de valle no tenia nada) y pedirle a alguna persona que nos prestara su patio para armar la carpa y así tener un lugar mas seguro donde dejar las bicicletas.

Al entrar al pueblo, nos impacto la soledad que existía en ese lugar y que todo fuera construido un poco con desechos de la basura.

En la entrada había un terreno que tenia bastante espacio y decidimos ir a preguntar si podíamos acampar ahí dentro, justo la familia venia bajándose de un bus y la comunicación se dio en el mismo momento. La señora nos explicó que que ese terreno no era de ellos, que solamente lo cuidaban  y el dueño no permitía que nadie entrara, por lo cual nos dijo que no se podía, pero nos dijo que si avanzábamos un poco mas, había una capilla donde la señora que vive al lado nos podía ayudar, nos dijo que la señora se llamaba Amanda, pero con una actitud temerosa, por ningún motivo le dijéramos que ella nos había dado esa información, lo cual nos llamo bastante la atención.

En fin, cayó la noche, así que nos dirigimos hacia esa capilla al encuentro de la señora Amanda.

Antituristas

En ese breve espacio nuestra mirada era la del anti turista, nos encontrábamos en el lugar donde jamas habrá un aeropuerto, ni hoteles,ni restaurantes, ni personas interesadas en conocer un lugar donde no hay nada “lindo” que mirar. Donde en realidad se puede observar lo que sucede en un país como Chile, donde todo esta centralizado en la capital y el resto del país desaparece en la miseria, donde el agua se regala a las grandes industrias y las personas pagan un costo excesivo por un recurso que debiera ser de todos, además de estar bastante contaminado por todos los metales que contiene producto de la mega industria minera.

Llegamos a la casa de la señora Amanda, la capilla construida dentro de su terreno era de las cosas mas llamativas dentro de Acha. Gritamos un “Aloooo” y un hombre joven le avisó a alguien mas que estábamos en su puerta buscándolo. Al segundo apareció un caballero que nos llamo bastante la atención por la forma estrafalaria que tenia de vestirse, con su polera ajustada al cuerpo con el mensaje “Girl are Smart, awesome, funny, stylish, athletic”.

Le dijimos que andábamos viajando en bicicleta y que necesitábamos un lugar donde poner la carpa por la noche y que a la mañana siguiente nos retiraríamos de ese lugar, no íbamos a molestar en nada.

No nos entendió mucho y nos dijo que esperáramos a su mujer, ella tendría el veredicto final.

A los 5 minutos, vimos a la famosa amanda con un delantal de Disney que se dirigía hacia nosotras como si nos conociera de antes, diciéndonos por fin vinieron a vernos, no entendíamos nada.

Y le dijimos, no somos las que usted cree que somos y nos dijo pasen, adentro hablamos.

Segunda parte

En unos segundos estábamos sentadas en el living de su casa, recibiendo todo tipo de información sobre su vida.

A todo esto, la señora pensaba que eramos unas niñas que había conocido en un viaje que realizó a la Isla de Pascua unos meses antes.

Comenzó contándonos que se había ido a la Isla de Pascua, porque quería que su pareja “the girl….” la valorara al estar ella alejada del hogar. Ya que privilegiaba a su hijo (que no era de ella) antes que ella. Todo esto en una tono de locura y delirio, lo cual nos empezó a causar entre miedo y desconfianza, esto nos hizo observar todo con mas detalle y nos dimos cuenta que la casa entera estaba adornada con peluches, juguetes de niños en miniatura, mesas con muñecas y en un momento sentí que estábamos en el comienzo de una película de terror.

Para sumar a esta mini locura, nos hizo leer la Biblia y en un momento de la noche mi compañera de viaje estaba sentada en un sillón escuchando a este hombre cantar canciones de la iglesia y yo por otro lado leyendo mas de 30 oraciones y salmos que la señora Amanda tenia guardado en una carpeta que ella fue recolectando.

Todo este ambiente de santidad, iba en paralelo con el relato de odio que le tenia a sus nietos e hijos y todas las mujeres prostitutas que les tocó conocer.

La noche continuo con temas de sexualidad, anti gays, biblia, relatos de la infancia, vecinos, etc.

Ya transcurridas unas horas, quiso saber el porque de nuestra visita y ahí le pudimos contar un poco sobre nosotras y fue cuando le dijimos si podíamos poner la carpa en su jardín, en ese instante nos respondió que tenia camas disponibles y que lo mejor es que nos quedáramos ahí.

Nos llevo a conocer las piezas, donde nos asombramos aun mas, contaba con 3 piezas mas aparte de la suya, donde habían dos camas de dos plazas por pieza, adornadas enteras con juguetes de niños, siendo que ese hogar vivía solo ella y su pareja.

Mi paranoia creció aun mas y ya no quería estar en ese hogar, donde me imaginaba las peores películas de terror, donde con carne humana alimentaban a otros seres…..Por lo demás criaban chanchos y una vez me contaron que comían carne humana.

Nos señalo la habitación donde dormiríamos, esta era la única que no tenia puerta y cuando quisimos hacer una llamada desde el celular alejada de su vista, escuchamos desde la otro habitación “si quieren hablar por celular, aquí no hay señal”

Llego el momento de dormir y cada unos se dirigió a su habitación. Por nuestra parte nos aseguramos de ver todos los lugares de evacuación ante cualquier situación y la noche transcurrió en un desvelo por el extraño lugar donde nos encontrábamos, hasta que el sueño nos venció y al otro día despertamos con la luz del día, habiendo logrado sobrevivir a esa historia de personajes de terror.

Nos fue a despertar la señora Amanda para decirnos que fuéramos a desayunar y que había invitado a unos amigos para que los conociéramos.

Amanecer

El ánimo era diferente, la luz del día nos daba seguridad y pronto partiríamos el pedaleo en libertad hacia un nuevo lugar.

Llegábamos a la mesa y habían dos personas mas, eran unos hermanos colombianos y pronto llegaría el esposo de la mujer ahí presente, contamos nuestras historias mientras ellos nos contaban las suyas, todo en relativa normalidad.

A la media hora llega el tercer colombiano y por ser el ultimo tuvo que leernos una hora de oraciones de la biblia, mientras que la señora Amanda o mejor dicho la señora Manda como decía que la llamaban otros, corregía cada palabra ya que ella se las sabia de memoria.

En fin, una historia que nunca olvidaremos por todos los sentimiento que  logramos sentir esa noche junto a esa familia, leyendo el salmo 91 mientras veíamos la doctora de la sexualidad en la tele.

Muchas reflexiones sobre como se vive actualmente, los intereses de la gente, el daño que ha hecho la televisión en las personas o la misma religión con sus credos, la marginalidad, la desinformación. Pero aun así, mas allá de los temores que surgen al conocer personas que trasmiten sus emociones de forma que para nosotras pudo ser chocante, nos sirvió para comprender que todos poseemos una historia que nos va formando la personalidad a través de los años, entender que la medicina puede ser intangible, con solo escuchar podemos sanar heridas que se encuentran alojadas en lo mas profundo de nuestro ser, intercambiar ideas y largas conversaciones con puntos de vista diferente, entender el dialogo como herramienta de crecimiento y educación, en lugares donde la información escasea y la televisión se transforma en el dios de la sabiduría, con programas que lo único que hacen es adormecer el cuestiona miento y la creatividad.

La idea de esta viaje fue buscar alternativas al actual sistema de vida y con ello trasmitir de forma humilde el conocimiento adquirido en el camino.

Agradecemos profundamente a la señora Amanda, “Manda”, y a don Juan, por ofrecernos un espacio en su hogar y ayudarnos a fortalecer nuestro espíritu.