Cultura ciclista

'Orgullo ciclista': editorial de Ciclosfera #45

Se nos olvida, por desgracia, que muchos de los derechos que ahora se dan por supuestos pueden desaparecer de un plumazo. Aunque el camino siempre dirija hacia el frente muchas fuerzas de la sociedad intentan agarrarnos. Retenernos. E incluso hacernos retroceder a la línea de salida.

No es casualidad que la portada y un reportaje de este número estén protagonizados por Gay’s Okay, iniciativa que reivindica y visibiliza a través de la bici al colectivo LGTBQIA+. Lo hacemos por dos motivos: por la obligación de seguir defendiendo a ese colectivo y, también, por reivindicarlo dentro del ciclismo, donde a veces no está demasiado presente.

No somos dados a posicionamientos políticos. Creemos que la bicicleta no tiene ni banderas ni colores.

Es fácil encontrar, además, similitudes entre el activismo LGTBQIA+ y el ciclista. Ambos quieren ciudades, sociedades, más respetuosas con el otro y más variadas y humanas. Enarbolan banderas como la libertad y el respeto. Y, sobre todo, comparten enemigos, aquellos que precisamente en defensa de presuntas libertades fomentan escenarios en los que impere la ley del más fuerte.

¿Ya te has suscrito a Ciclosfera? ¿Ya te llega a casa?
¿Ya te has suscrito a Ciclosfera? ¿Ya te llega a casa?

Tanto la masculinidad reaccionaria como el cochecentrismo buscan perpetuar una realidad, un estatus, pretendidamente tradicional pero partidista y ficticio. No somos dados a posicionamientos políticos. Creemos que la bicicleta no tiene ni banderas ni colores.

Confiamos en el discernir de las personas y en cómo, si se le facilitan las cosas, redescubrirán el ciclismo y lo elegirán como herramienta de cambio personal y social. La bicicleta no es un fin, sino un medio: desplazándonos en ella, sin interponer entre nosotros y el resto un vehículo mastodóntico, agresivo y hermético, veremos, escucharemos y compartiremos lo que otros viven. Y seremos, pues, más solidarios y empáticos con las realidades vecinas.