Cultura ciclista

Kan Kobayashi: antes que nada, ciclista

Amarillo, rojo, verde, azul. Blanco y negro, colores primarios para reflejar una pasión. Subiendo y bajando en fixie por las empinadas calles de Tokio. Y, si no, pensando también en la bici: así es Kan Kobayashi.

1998 no fue el mejor año de Japón. Por primera vez en años (en concreto, desde 1974), la economía se desplomó y bajó el Producto Interior Bruto. Tampoco fue un gran año para el arte: en septiembre moría Akira Kurosawa, el director de cine más famoso del país. Cuando la nación empezaba a superar el trauma de Hanshin-Awaji, el Gran Terremoto que dejó casi 7.000 muertos en 1995, otro seísmo asoló la zona de Hakuba, aunque esta vez sólo hubo que lamentar daños materiales y unos cuantos cientos de heridos. Mientras sucedía todo eso, en Tokio, nacía un niño: Kan Kobayashi.

Diseñador gráfico, ilustrador y ciclista, 25 años después Kobayashi sigue viviendo en Tokio, donde pasa la mayor parte del tiempo pintando o montando en bicicleta. También le gusta ir de acampada, estar con su novia o ver películas como La Guerra de las Galaxias y Parque Jurásico, además de escuchar su música favorita: folk irlandés. Pero no tiene dudas: su gran pasión es pedalear.

“La bicicleta es esencial en mi vida” (Kan Kobayashi)
“La bicicleta es esencial en mi vida” (Kan Kobayashi)
“Venid pronto, porque Tokio es una gran ciudad para la bici” (Kan Kobayashi)

“La bicicleta es esencial en mi vida”, nos cuenta. “Es a la vez una forma de transporte, un juguete y una enorme inspiración a la hora de crear. Tokio es grande pero también compacta, y moverse en bicicleta es la forma más cómoda y eficaz de llegar siempre a mi destino”. ¿Su montura? Tiene varias, todas de piñón fijo, pero si tuviese que quedarse con una sería una preciosa y afilada MASH Steel, con todo lo que le gusta para sobrevolar la ciudad: “Tiene unos neumáticos grandes, un cuadro muy resistente y es tan divertida como práctica. Me sirve para casi todo: desde hacer recados a salir de cicloturismo”.

Origen creativo

Porque la bici y este joven van de la mano en la vida… y en el arte. Ciclistas “cacharreando” con las piezas de sus máquinas. Ciclistas fotografiando a sus adoradas criaturas de acero. Ciclistas cambiando ruedas, encendiendo hogueras campestres junto a una bicicleta o, simplemente, reflejándose en el charco de las calles de una anónima ciudad. Dibujos, ciclistas y bicicletas, dibujos, ciclistas y bicicletas, dibujos, ciclistas y bicicletas en la página web de Kobayashi, en su cuenta de Instagram, en exposiciones físicas como la que tuvo lugar hace unos meses en Manhattan Portage, una bonita (y muy ciclista) tienda de ropa en uno de los barrios más cool de Tokyo. “Lo más difícil a la hora de dibujar”, reconoce Kan, “es elegir qué dibujarás cada día. Pero si empiezo con una bicicleta brotan las ideas. Me encantan las bicis y los ciclistas y, si vas atento por Tokio, es fácil cruzarte con máquinas bonitas y gente interesante montándolas, lo que siempre me resulta inspirador”.

"En Tokio hay muchas y empinadas cuestas. Eso a veces es duro, pero hace a la ciudad todavía más interesante” (Kan Kobayashi)
"En Tokio hay muchas y empinadas cuestas. Eso a veces es duro, pero hace a la ciudad todavía más interesante” (Kan Kobayashi)

Según el formato y el proyecto opta por definirse como “artista” o como “ilustrador”, pero tiene claro el concepto sobre el que siempre gira su obra: el diseño gráfico. “Más que dibujar”, asegura, “hago diseño gráfico. Admiro a muchos diseñadores y creo que, por encima de todo, eso es lo que soy. O no: lo primero que soy es ciclista”. Y, como tal, es todo un experto a la hora de darnos consejos sobre pedalear en la capital: “Venid pronto, porque es una gran ciudad para la bici. Hay muchas tiendas muy chulas de bicicletas, panaderías deliciosas que visitar pedaleando, cafeterías con mucho estilo y, en resumen, infinitos e interesantes lugares a los que llegar en bici. La ciudad no es tan montañosa como, por ejemplo, San Francisco, pero aquí también hay muchas y empinadas cuestas. Eso a veces es duro, pero hace a la ciudad todavía más interesante”.

Con el arte a todas partes

El talento siempre está allí, pero los procesos creativos de Kan fluctúan de un proyecto a otro. Las obras que se expondrán en una galería suelen estar pintadas a mano sobre un lienzo o serigrafiadas sobre tablas de madera. A menudo usa su iPad para crear obras de arte destinadas a libros, anuncios o páginas en Internet. Y es que, amante del movimiento, curioso por naturaleza, la comodidad que le ofrece ese formato lo convierte en uno de sus favoritos. “Las tabletas son geniales porque puedo llevarlas de viaje conmigo”, nos cuenta, “y así puedo plasmar mis ideas sin importar dónde vaya”. Pero claro, la bici no tarda mucho en ser mencionada: “¡Por supuesto que cuando voy en mi bici llevo el iPad en la mochila!”, reconoce. “¡Es un momento estupendo para salir, quemar un poco de energía e ir hasta mi cafetería favorita para sentarme allí y ponerme a trabajar en algo!”

¿Conocéis a Dick Bruna? Este ilustrador holandés, fallecido en 2017, es el creador de Miffy, una conejita blanca protagonista de varios libros infantiles de enorme popularidad, y una de las grandes inspiraciones de Kan. Y lo es por dos motivos: “El primero, porque sus dibujos son suaves y delicados, pero también lo suficientemente fuertes como para permanecer en la memoria de la gente”, nos cuenta. “El segundo, porque también Bruna era un ciclista nato… ¡Sólo me queda hacer algún día obras tan geniales como las suyas!”