Cultura ciclista

Historie de Melody Nelson: análisis (ciclista) del disco de Serge Gainsbourg

Afilad la guillotina. Cargad los rifles. Y encended la hoguera, porque toca hablar de Serge Gainsbourg y su ‘Historie De Melody Nelson’, provocador disco sobre un millonario al volante de un Rolls-Royce y una pequeña ciclista.

Siempre fue uno de los grandes dilemas en torno al arte: ¿Es despreciable el cine de Leni Riefenstahl por vanagloriar el nazismo? ¿Debería ignorarse Viaje al fin de la noche por el antisemitismo de Celine? Y así hasta renegar de Woody Allen o Lars Von Trier, Michel Houllebecq o, por supuesto, la Lolita de Nabokov.

¿Qué tienen que ver esos ilustres provocadores con una revista de ciclismo? La respuesta no es otra que Serge Gainsbourg, polifacético y subversivo icono francés, compositor de celebérrimas canciones como Je t’aime... moi non-plus y, por supuesto, autor de Historie De Melody Nelson, disco de 1971 en el que Gainsbourg detalla el romance entre su álter ego, un millonario cuarentón, y una ciclista de 14 años.

Es curioso comprobar cómo, medio siglo después, tanto la música como la polémica del álbum siguen vigentes. Vamos con la zona oscura: Gainsbourg no engaña a nadie (hablamos de un tipo que, entre una ristra de innumerables escándalos, le dijo a Whitney Houston ‘I want to fuck you’ en televisión), y ya en la portada muestra a una chica semidesnuda abrazada a un muñeco de peluche. Es la Melody del título, encarnada por Jane Birkin, modelo, actriz y cantante de extraordinaria belleza que durante más de una década fue su pareja y cuya sugerente voz le acompaña en este y otros álbumes.

Es difícil encontrar en menos de 28 minutos, lo que dura el disco, tantas cosas como en Historie De Melody Nelson. Una historia narrada en primera persona, donde su protagonista rememora la noche en la que, al volante de su imponente Rolls-Royce Silver Ghost y distraído por el Espíritu del Éxtasis que corona su capó, embiste a la bicicleta sobre la que viaja Melody. Su belleza, su inocencia, su pelo rojo le arrastran a un torbellino de amour fou, lujosos dormitorios, acordes psicodélicos y un tenso aroma de anunciada catástrofe.

No, no es momento de desvelar el desenlace, pero sí de reivindicar el valor de Gainsbourg, por lo general más recordado por sus boutades que por su elevada producción artística. Con sus coros lúgubres, riffs de guitarra y, por supuesto, el contraste entre la dulce voz femenina y el cavernoso sonido de él, Historie de Melody Nelson es una obra maestra, cuyo eco resuena en algunos de los mejores temas de Air o Benjamin Biolay, Tricky, Jarvis Cocker o Nick Cave.