Cultura ciclista

Héroes: 'Ruta adulterada (Tour de Pharmacy)'

El vínculo entre buen humor y ciclismo es de ida y vuelta: sonreímos más después de pedalear y es muy difícil, casi imposible, bajarnos tristes de una bicicleta. Sin embargo, hay poco cine cómico en torno al ciclismo. ¿Seguro? No tanto porque existe ‘Ruta adulterada (Tour de Pharmacy)’, una desbocada y divertidísima sátira en torno a los casos de dopaje que salpicaron el Tour de Francia. Atrévete a verla… sin carcajearte.

Tour de Pharmacy es un especial producido por HBO (y aún presente en su catálogo) que, en apenas 38 minutos, imagina una edición ficticia del Tour de Francia de 1982, en cuya etapa definitiva sólo participan cinco singulares competidores tras ser expulsados por dopaje los corredores restantes. Escrita por Murray Miller (guionista de series animadas como American Dad y El rey de la colina o la tragicomedia Girls, también para televisión), fue dirigida por Jake Szymanski, del que recomendamos las también divertidísimas El paquete y Siete días infernales, otro falso documental sobre el partido de tenis más largo de la historia.

Genial ‘mockumentary’

Y es que parodiar el documental para transformarlo en comedia es frecuente en el cine, dando obras tan portentosas que han dado pie a un género en sí mismo: el mockumentary. Atrevido e incorrecto hasta límites extremos, Tour de Pharmacy es un buen ejemplo por el que desfila, por ejemplo, un ciclista italiano llamado JuJu Peppi (interpretado por Orlando Bloom) con claros ecos del malogrado Marco Pantani.

El falso documental recurre mucho al humor pero también funciona como estrategia de denuncia: ejemplos célebres (y muy recomendables) son Zelig, de Woody Allen; Borat, de Sacha Baron Cohen, o por supuesto la ilustre This Is Spinal Tap, de Christopher Guest. En esta época de fake news por doquier, el mockumentary, cuyo primer antecedente relevante podría ser la polémica versión radial de La guerra de los mundos que creó Orson Welles en 1938, se ha transformado en un género especialmente vigente y visionario.

Sin medida

Tour de Pharmacy no se corta: se mofa tanto del ciclismo como de los ciclistas, y no es extraño presenciar en él extravagantes cuadros sobre felaciones a osos, delirantes secuencias animadas que recuerdan a Erase una vez la vida para explicar la función de los glóbulos rojos o, en una pirueta final especialmente transgresora, recurrir al clásico personaje en la sombra que denuncia a sus colegas amparándose en el anonimato. ¿Quién encarna dicho papel? Nada más y menos que Lance Armstrong, el mayor villano de la historia del ciclismo y cuya historia se contaba, esta vez en serio, en el documental The Armstrong Lie de Alex Gibney (2013).

Prestigiosos cómicos, viejas glorias del deporte y hasta el máximo villano de la historia del ciclismo desfilan por una comedia imprescindible.
Ciclismo, buen humor e ironía mezclados en 'Tour de Pharmacy'.
Ciclismo, buen humor e ironía mezclados en 'Tour de Pharmacy'.

Pelotón de famosos

Su elenco estelar es otro atractivo de Tour de Pharmacy: además de los fantásticos comediantes que encarnan a los protagonistas (Orlando Bloom, Andy Samberg, Freddie Highmore o Daveed Diggs), o el cómico estadounidense Nathan Fielder (como máximo responsable de la lucha antidopaje), también aparecen el luchador profesional John Cena, el actor sueco Dolph Lungdren (sí, el Ivan Drago de Rocky IV), el excampeón mundial de los pesos pesados Mike Tyson, el exjugador de la NBA Chris Webber, el popular comentarista deportivo de Fox Sports Joe Buck, muy buenas actrices como Julia Ormond o Maya Rudolph y actores del prestigio de Jeff Goldblum o Kevin Bacon. Todos fueron cómplices de esta extravagante interpretación del Tour de 1982 que ganó Bernard Hinault.

Seguro que te has suscrito a nuestra revista y ya has recibido Ciclosfera #45 en tu casa. ¿No?
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Dopaje, en serio

Filmar una obra así tiene una explicación evidente: durante años, el dopaje en el ciclismo ocupó casi más titulares que el propio deporte en sí, dando pie a tramas más propias del cine policiaco o de espías que a una competición. El Tour ha sido escaparate de muchos de esos escándalos: ya en 1924 los franceses Henri y Francis Pelissier admitieron el uso de cocaína, cloroformo y otras sustancias para tolerar mejor el esfuerzo, pero son más conocidos y recientes los casos del danés Bjarne Riis, el equipo Festina, el alemán Jan Ulrich o, por supuesto, Alberto Contador, que vio cómo le desposeían de su triunfo en 2010 (puede presumir, eso sí, de otros dos Tour, dos Giros y tres Vueltas). El estadounidense Floyd Landis, que también perdió el título de 2006, fue claro: “Soy un tramposo, pero el resto también toma los mismos atajos”.