Aventura

Un indio alcanza la cumbre del Himalaya en rickshaw

Con el objetivo de fomentar la movilidad sostenible, Satyen Das pedaleó con su rickshaw desde la costa de Calcuta hasta la cumbre del Himalaya, a 5.369 metros de altitud. Toda una hazaña en la que recorrió 7.145 kilómetros en 68 días, y con la que espera figurar en el libro Guiness de los récords.

Mientras pedaleaba desde la costa de Calcuta hasta el Himalaya, Satyen Das no dejaba de repetirse el mensaje que su mujer e hija le habían dado: “Tienes que completar esta misión”. Una aventura que le ha llevado en su viejo y desvencijado rickshaw a recorrer cerca de 7.145 kilómetros en 68 días, y cuyo fin no era otro que el de promocionar esta forma de transporte sostenible.

Su primer intento fue en 2008, en Ladakh, cuando junto a su esposa e hija alcanzaron el puerto de Rohtang en el estado de Himachal Pradesh, antes de quedarse sin dinero en efectivo. Pero esta nueva expedición sí ha conseguido llegar a su meta: nada menos que la cumbre del Himalaya, a 5.369 metros de altitud, tras 68 días, 7.145 kilómetros y un presupuesto de apenas 2.400 dólares. Una hazaña con la que espera haber transmitido su mensaje medio ambiental y ecológico y con la que espera figurar en el Guiness de los récords.

En su camino se encontró con un grupo de osos y un leopardo de las nieves

Y es que la familia de Das está ligada al rickshaw: él y su padre han trabajado como taxistas en este efectivo vehículo (ganando apenas 3 dólares al día), lo que le ha permitido mantener a su familia: “Mi objetivo era popularizar el rickshaw, un medio ecológico que no necesita combustible“, afirmó Das, quien además reconoció que adora su trabajo porque “nadie le da órdenes”, explicó para la agencia AP.

Pero alcanzar un destino así no es fácil. Para ello preparó su vehículo con un tercer pedal de freno, se hizo con una estufa, algo de ropa, medicamentos y un saco de dormir, así como unas láminas de plástico para levantar un posible refugio en caso de emergencia. En su arduo camino, en el que atravesó cinco puertos de montaña, se encontró con varios osos -que afortunadamente ignoraron el rickshaw-, un leopardo de las nieves y una amable ciclista alemana que compartió su tienda de campaña y algo de comer en uno de los días más duros.