Ciclosfera #10

Reset Bilbao

La capital vizcaína ha experimentado una sorprendente transformación en apenas unos años, y la bici quiere profundizar ese cambio.

Es una tarde calurosa. Javi, parte activa de Biziz Bizi, la Asociación de ciclistas urbanos de Bilbao, me espera en la estación para charlar sobre la ciudad y cómo se vive sobre ella a dos ruedas. Ha venido en bici desde Barakaldo; yo, en autobús desde Vitoria, cargo con una bolsa de viaje, mi ordenador y mi cámara de fotos.

Conozco Bilbao desde que era una niña. He caminado por sus calles de día y noche en todas las estaciones durante toda mi vida, y vivido en primera persona su transformación. En mi infancia era gris y ruidosa, como la Metrópolis de Fritz Lang. Ahora no.

foto: Julen Landa
foto: Julen Landa

Bilbao vive un proceso de revitalización estética, social y económica desde que en octubre de 1997 se inaugurara el Guggenheim. Atrás quedó la ciudad oscura e industrial, y pasear por sus calles es hoy un placer. Muchas zonas antes obstruidas por el tráfico son ahora amplias vías peatonales, llenas de comercios y bares donde sucumbir a los pintxos, y donde la bicicleta se abre paso.

Sálvese quien pueda

Por supuesto, no todo es de color de rosa. Basta un simple paseo por la estación de autobuses, San Mamés o Indautxu para ver, sin ir más lejos, algunas de las atrocidades que se han hecho con los bidegorris (bicicarriles) en esta ciudad. Algunos están cortados constantemente por varias carreteras; otros son completamente invisibles tanto para peatones como para ciclistas, ya que sólo unas pequeñas chapas metálicas los diferencian del resto de la vía.

En 2007 había 13 kilómetros de bidegorris. El Ayuntamiento aseguró que irían completando una red que llegara a todos los barrios hasta sumar 75 kilómetros, pero en la actualidad no suman más de 25. En su gran mayoría, ocupados por “deportistas de bidegorri”, personas haciendo footing o patinando que convierten nuestras pedaladas en una aventura de videojuego.

A pesar del txirimiri y las cuestas, la gente siente a una verdadera necesidad de cambio: quiere moverse en bicicleta

“La mayoría de los tramos de bidegorri son demasiado estrechos y peligrosos”, explica Carlos, autor del blog Biziosona. “Están ubicados en zonas muertas que no permiten al ciclista ser visible en incorporaciones ni cruces, lo que aumenta el riesgo de atropellos”.

Pero hay más motivos para que los ciclistas se sientan defraudados con las políticas de movilidad locales. “En octubre de 2013 se aprobó la implantación de zonas 30”, cuenta Javi. “A día de hoy aún no se ha hecho”. Del mismo modo, muchos denuncian la escasez de aparcamientos. Al otro lado de la balanza, se ha mejorado el servicio de préstamo de bicis, añadiendo puntos de recogida, aumentando la cantidad de monturas, ampliando el horario de alquiler y contratando más personal de mantenimiento.

Mirando al futuro

Una cosa parece clara: Bilbao aún se está desperezando, y los datos no son esperanzadores. Una encuesta de la OCU publicada en julio revelaba que es la ciudad española donde menos se usa la bicicleta. Lejos quedan lugares como Valencia (donde un 47% de ciudadanos usan la bici al menos una vez por semana) o la vecina Vitoria (46%): Bilbao, con su exiguo 17%, se asemeja más a ciudades como Madrid, con su no menos pobre 19%.

¿Dónde está el problema? Bilbao es la urbe más poblada del País Vasco, con 347.300 habitantes. Su núcleo urbano está rodeado por dos cadenas montañosas que limitan el municipio, al que divide en dos la ría. Sobra decir que en Bilbao llueve todo el año: el txirimiri acompaña hasta en verano. Pero… ¿es el clima, la orografía, el tráfico? Resulta paradójico que una ciudad tan cambiada esté en una fase tan embrionaria con respecto a actuaciones de movilidad sostenible. Hay buenas intenciones por parte de la ciudadanía, pero “la mayoría no se atreve a meterse entre coches”, como reconoce Javi. Todos coinciden en una cosa: a Bilbao le queda mucho por hacer. Es necesaria una respuesta firme por parte del Ayuntamiento para una planificación y diseño urbanísticos que favorezcan la movilidad sostenible y que aporten más seguridad en los desplazamientos en bicicleta.

Porque, a pesar del txirimiri y las cuestas, la gente quiere moverse en bicicleta, disfruta pedaleando y manifiesta una verdadera necesidad de cambio. Existe una voluntad colectiva por hacer de Bilbao un modelo de ciudad sostenible. “Es una cuestión de respeto”, concluye Rosa, una bilbaína que lleva 20 años desplazándose en bicicleta. Respeto entre coches y ciclistas, y entre ciclistas y peatones. Cuando ese respeto campe a sus anchas y las bicicletas se multipliquen, Bilbao habrá realizado una verdadera transformación.

foto: Julen Landa
foto: Julen Landa
  • Una ruta por Bilbao

Bilbaíno de 28 años, Carlos Alien-Cyclist pedalea cada día de su vida. Colabora con publicaciones especializadas y escribe el blog biziosona.com, en el que habla desde viajes (en los últimos cuatro veranos ha recorrido casi 14.000 kilómetros por 22 países europeos) a mecánica. “Una de mis rutas preferidas es subir Argalario y desconectar de la urbe”, cuenta. “En la subida se ve, en algún claro del bosque, la ciudad calmada, el mar, el Serantes, el Anboto al fondo”. De vuelta, considera obligado pasar por la Playa de la Arena para, después, tomar el carril bici de Muskiz-Bilbao.

  • Mi Bilbao

En realidad no fue hace tanto, aunque ahora parece lejano. Son recuerdos vivos, pero difuminados por el reflejo del sol en las aceras, el imperceptible zumbido de los radios y el seductor crepitar de las cadenas. Aquel Bilbao hostil, maquillado con una suciedad carismática y canalla, se dejó horadar año a año por neumáticos finos y certeros, y cada metro recorrido cien veces se convertía en un jardín revelando el Bilbao, digamos, de hoy. Definirlo sería rendirse, asumir que lo que nos da es lo que hay. Y hay más, mucho más. Se huele en el aire cuando esa humedad da tregua y te regala unas horas de clima mágico. Se vislumbra en esos surcos invisibles, caminos surgidos del cemento inclemente e inhóspito que sólo nos hacen ansiar unos metros más. Unos pocos metros más, siempre, bajo nosotros. (Yahvé M. de la Cavada).

  • Auge eléctrico

Bilbao no es tan llana como Vitoria o San Sebastián. La mayoría de los desplazamientos son cortos y céntricos, porque no son demasiados los que usan la bici para llegar desde diferentes municipios del área metropolitana. Además, quienes viven en los barrios altos no suelen desplazarse en bici, aunque las eléctricas empiezan a verse cada vez más. Javi, de Urban Bikes, sostiene que algunas de las personas que no usaban este medio de transporte se animan gracias a la asistencia al pedaleo.

  • Feminismo y pedal

El domingo 1 de diciembre de 2013 Elena Rodemann, ciclista urbana, organizó por primera vez en Bilbao una alleycat feminista, que pretendía hacer pensar sobre la desigualdad y cómo se refleja en la ocupación del espacio público. “Riot Ride Alleycat nace de la iniciativa de una agrupación femenina”, explica la propia Rodemann, “que ve la poca presencia de mujeres en este tipo de carreras urbanas”. En aquella primera edición participaron unas 25 personas, mujeres y hombres.