Bicicletas eléctricas

Prueba de la Gocycle GS: de otro planeta

Nuestra valoración 3.9
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Exclusividad, diseño y tecnología. Nos subimos a la Gocycle GS, una e-bike urbana tan difícil de clasificar como algunos de sus dueños: Rafa Nadal, Cristiano Ronaldo o Cara Delevingne.

Fue hace casi ocho años, en abril de 2009, cuando se lanzaba una bicicleta revolucionaria. En un momento en el que las e-bikes eran todavía desconocidas para el gran público, la Gocycle G1 ofrecía una estética revolucionaria, prestaciones inéditas y una sofisticación que, casi una década después, la siguen haciendo una bicicleta moderna.

Pasó el tiempo y las bicicletas eléctricas se popularizaron, pero una máquina como la Gocycle GS sigue mereciendo una explicación. Su responsable, el antiguo ingeniero de McLaren Cars Richard Thorpe, la creó para acceder a un público más amplio (los anteriores modelos costaban, siempre, en torno a los 4.000 euros) y se han simplificado algunas de sus características, pero para muchos sigue siendo incomprensible que una bicicleta urbana cueste 2.799€.

Con un precio de 2.799€, uno de los grandes argumentos de la Gocycle GS es su exclusividad

Su gran argumento es, desde luego, la exclusividad. En primer lugar, por su imagen: la Gocycle GS (que comparte cuadro y, en general, estética con sus hermanas “mayores”), es muy llamativa. Después de usarla durante tres semanas, no ha habido día en el que alguien, en un semáforo, entrando y saliendo del tren, donde fuera, me preguntara por ella. Y, siempre, con un gesto de entre sorpresa y admiración.

La GS no es para gente discreta. Su cuadro (disponible en blanco y gris, y en el que se esconde la batería) tiene un diseño agresivo y muy llamativo, y su fabricación en una aleación de magnesio lo hace especialmente ligero. Después, inevitablemente, las miradas se dirigen a las ruedas, con una estética absolutamente deportiva y desmontables. Y así, todo lo demás: la correa oculta por una carcasa en distintos colores (rojo, azul, rosa, azul claro y negro), la horquilla delantera monobrazo…

Colores de la Gocycle GS.
Colores de la Gocycle GS.

Una vez montada la Gocycle (no es difícil, no es necesaria ninguna herramienta y la marca ofrece unos tutoriales a través de Internet), nos encontramos con una bicicleta corta, pero también alta e imponente. Sus creadores explican que ha sido diseñada bajo el concepto Vgonomic, que combina una geometría especial del cuadro con la tija del sillín y un manillar ajustable para conseguir una postura similar a la de una bicicleta de paseo mucho más grande. Y es cierto: en la GS vas erguido, cómodo y cuentas con una visibilidad que la hacen más segura y eficaz en el, a veces, complicado tráfico urbano.

La Gocycle no es una plegable, sino una “desmontable”. Y esa es solo una de sus particularidades

Montada la bicicleta (luego incidiremos en eso: la Gocycle no es una bici plegable sino… desmontable), y montado uno sobre ella, queda ponerse en marcha. La GS es distinta a sus hermanas: con el objetivo de reducir costes, prescinde de toda electrónica en el frontal y, por consiguiente, del display habitual en casi cualquier e-bike. Aquí el control está en el teléfono móvil: con él hemos descargado una aplicación para registrarnos como usuario, que permite localizarla en caso de robo (el ladrón, o el que se la compre al ladrón, será localizado en cuando se conecte a la bici), enviar información a la marca sobre el sistema (en caso, por ejemplo, de averías o fallos electrónicos) y configurarla a nuestro gusto.

En la pantalla del teléfono (que puede engancharse al manillar a través de un cómodo y sencillo sistema con dos gomas) se nos muestra toda la información. Por supuesto, el velocímetro. El nivel de carga de la batería. Y todo un arsenal de datos de ajustes de respuesta del motor eléctrico, absolutamente configurables (con un poco de paciencia) para satisfacer gustos y necesidades.

El teléfono móvil es casi imprescindible para sacarle partido a este dechado tecnológico

La Gocycle GS no es una fácil ni sencilla, pero tampoco conoce, casi, límites. Mientras que otros modelos ofrecen tres o cuatro niveles de asistencia, la GS ofrece varios comportamientos prefijados (más deportivo, más urbano, más ecológico), pero también una casi infinita posibilidad de configuraciones. El torque que controla la asistencia al pedaleo no es inmediato, pero puede adaptarse. El clásico “empujón” de una e-bike es aquí, si lo deseas, una “ayuda” casi imperceptible. O una “patada”… Lo que quiera el usuario. Porque la GS en un modelo distinto, que exige conocimiento y, a cambio, procura sensaciones únicas.

El teléfono y la app de Gocycle son casi imprescindibles.
El teléfono y la app de Gocycle son casi imprescindibles.

Encendida la bicicleta (mediante un botón en la parte trasera del cuadro, al lado de la toma de la corriente) y sincronizado el móvil por Bluetooth, toca ponerse en marcha. La postura, como decimos, es muy cómoda (mido más de 1,90 y peso más de 90 kilos), y efectivamente las reacciones del motor son distintas a la de otras e-bikes. Encuentro además, a la izquierda del manillar y casi escondido, un botón rojo que permite rodar unos metros sin pedalear, un sistema pensado para gente no demasiado acostumbrada a una bicicleta y que, por ejemplo, puede quedarse “clavada” en una pendiente pronunciada. No lo voy a usar: me gusta pedalear y sentir que voy en una bicicleta (de pedaleo asistido) en todo momento, y verdaderamente no es necesario, porque la GS es ligera, ágil y la asistencia de su motor me parece más que suficiente para cruzar una y otra vez la ciudad.

Y es que la ciudad… es el territorio perfecto para la GS. Importante: pese a su tamaño, estética y, por qué no decirlo, precio, la Gocycle no es tan práctica como algunas de sus rivales, si es que las hay. La Gocycle es ágil, divertida y muy rápida, pero no es plegable, lo que la limita bastante. No es una Brompton en la que, en apenas diez segundos, podemos cargar en un autobús. La Gocycle se desmonta, que no es lo mismo: podemos cargar con su ligerísimo cuadro, pero nos quedarán las ruedas (también ligeras, pero evidentemente voluminosas), la tija, el sillín… Todo cabe en el maletero de un coche, pero ni el sistema es rápido ni está pensada para subir a toda prisa a un abarrotado autobús.

Desde la marca reconocen que, aunque muchos urbanitas puedan usarla en el día a día, es una bici “especial”. Dejarla aparcada en la calle, considerando su estética (llama muchísimo la atención) y su precio (cerca de los 3.000 euros) parece un auténtico despropósito. Por eso, su propietario debe tener un sitio seguro donde aparcarla, algo para lo que cuenta, por cierto, con un pie de apoyo de aluminio bastante práctico, que evita caídas indeseadas y refuerza su estética en parado. Es, eso sí, manejable: tiene un centro de gravedad muy bajo (algo que se agradece mucho en movimiento), y es fácil “cargar” con ella agarrándola de la parte inferior del cuadro y apoyando el manillar en el hombro, lo que la hace más cómoda que otras e-bikes si toca subir y bajar escaleras.

En movimiento… Gusta más según te acostumbras a ella. Entra por los ojos, pero enamora según la usas. Frena muy bien (tiene freno hidráulico de disco delante y detrás), el manillar es ancho y muy cómodo y el cambio es sencillo… pero práctico. Para hacerla algo más asequible, sus creadores han optado por eliminar el cambio automático que incorporaban las G1, G2 y G3 y sustituirlo por un Shimano Nexus de tres marchas, en mi opinión más que suficiente para un uso cotidiano. Quizá alguien que se gasta esta fortuna en una urbana pedirá más sofisticación, pero el Nexus está más que probado en miles de bicicletas, es eficaz y combina bien con el motor de 250 vatios.

Por su complejidad y estética, la Gocycle GS impone de primeras. Luego, te vas enamorando de ella

Tres semanas y muchos kilómetros después, cuesta desprenderse de la Gocycle. Hay cosas que he echado de menos desde el primer momento: por ejemplo, una toma para conectar el teléfono móvil, que usas constantemente sobre ella. Lo uso para guiarme por la ciudad a través del navegador de mi teléfono, que veo y manejo con muchísima comodidad gracias al enganche del manillar, pero también para “comunicarme” con la bicicleta y saber, por ejemplo, la autonomía que me queda (que suele rondar los 45 kilómetros en un uso exhaustivo). Hay cosas que me siguen llamando la atención: el conjunto motor-cambio-cuadro-frenos, por ejemplo, que la convierten en un vehículo muy rápido y dinámico, y que hacen que pedalear en ella en un ámbito urbano sea todo un vicio. Me asombra ver hasta qué punto causa curiosidad en personas de todo tipo y edad. Y me sigo preguntando por qué, a veces, es tan poco práctica en algunas cosas. En lo del cargador de móvil, por ejemplo, o en que no puedas extraer la batería, lo que obliga a tener que dejar la bici aparcada cerca de una toma de corriente. Según la marca, se debe a que “el usuario de una Gocycle no quiere andar quitando y poniendo una batería o manchándose las manos con ella”. También por eso, claro, la cadena está protegida, lo que beneficia la estética, le resultará indiferente a usuarios sin ningún conocimiento ni interés por la mecánica pero que puede complicar algo la vida a mecánicos, tanto profesionales como aficionados.

La Gocycle se lleva bien con los trenes… y no tanto con los autobuses (foto: R.V)
La Gocycle se lleva bien con los trenes… y no tanto con los autobuses (foto: R.V)

Ahora toca devolverla. Son muchas las bicicletas que pasan por nuestras manos, y hay que reconocer que a esta Gocycle GS le hemos cogido cariño. Sobre todo, porque es diferente: su estética, su filosofía, la convierten en una apuesta única, arriesgada, quizá adelantada a su tiempo. La bicicleta, el vehículo más democrático, accesible y popular, se transforma gracias (o, para algunos, por culpa de) a la Gocycle en un objeto aspiracional, en un icono, en un símbolo de poder adquisitivo y estatus. Por su tecnología, por sus materiales, la GS es especial, y también lo son muchos de sus usuarios. Multimillonarios como Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal o la modelo Cara Delevigne aparcan sus ostentosos bólidos para, con más frecuencia de lo que podemos imaginar, darse un paseo con su Gocycle. ¿Lo puede hacer mucha gente? No, pero quienes se animen a comprarla encontrarán, de eso no hay duda, un producto que apuesta por el camino de la sofisticación y la complejidad, además de tener en casa una máquina que, probablemente, ya se ha convertido en un clásico inmediato.

Gocycle GS: de otro planeta

Probamos la Gocycle GS, una e-bike urbana sin rivales en cuanto a precio, tecnología, complejidad y ambiciones.

3.9
  • Diseño
  • Dinamismo
  • Comodidad
  • Practicidad
  • Fiabilidad
  • Precio