Cultura ciclista

Un viaje a Nueva Zelanda para jugar el Mundial de bike polo

Alejandro Carrillo nos cuenta su experiencia en el Mundial de bike polo, en el que participó con jugadores de la República Checa.

Un viaje increíble para vivir una experiencia única. El pasado mes de febrero, Alejandro Carrillo, de Rumble Bikes, se embarcó en una odisea con destino a las antípodas, concretamente a la ciudad de Timaru (Nueva Zelanda), para participar en el Campeonato Mundial de bike polo. “No tenía equipo, así que acabé jugando con unos chicos de la República Checa”, cuenta Carrillo a Ciclosfera. Cada continente tiene unas plazas asignadas y había una libre, así que hice un crowdfunding para conseguir el dinero, me ayudaron varios amigos y la organización financió parte del viaje. Me salió de puro churro”, bromea.

Una vez allí, poca broma: el Mundial de bike polo es un evento rebosante de profesionalidad en el que todo está cuidado al detalle. “Me pareció absolutamente increíble. La organización del evento es lo mejor que se ha hecho nunca: cada partido estaba retransmitido por cinco cámaras, las pistas habían sido construidas para la ocasión y eran perfectas, el campeonato recibió una gran cobertura mediática… y toda la ciudad se involucró en el evento. ¡Hasta nos hicieron una ceremonia de apertura con danzas maoríes!”.

36 equipos llegados de los cinco continentes participaron en la competición, además de otros 28 que formaban parte de la repesca, en la que hubo equipos más amateur, locales  o con componentes de varios países. Todos ellos disputaron un total de 344 partidos en seis días. “Nuestro equipo, Golem, entró en la repesca, la ganamos y  acabamos quedando quintos”, relata Alejandro con orgullo. No es para menos: en el campeonato del mundo de bike polo se da cita la flor y nata de este deporte. Lo mejor de lo mejor.

Frío… o calor extremo

A todo ello hay que sumarle las condiciones extremas de un país como Nueva Zelanda. “Un día hace frío. De pronto, sale el sol y te achicharras: te hierve la piel”, relata Alejandro. “Como casi no hay capa de ozono, el riesgo de quemarte es muy elevado. La organización ponía botes de cinco litros de crema solar de factor 50. Se acababan tres botes al día, porque tenías que andar poniéndote crema cada hora”.

Alejandro reflexiona sobre el nivel del bike polo español. “Lo que ocurre en España es una cosa rara. Cada vez hay más y más nivel, pero el número de jugadores ha ido bajando. En Barcelona tuvimos grandes equipos de bike polo durante muchos años y después la cosa decayó un poco. Luego ha habido una segunda generación, con equipos de Olot o Zaragoza, que está despuntando ahora. Pero faltan más equipos de otras ciudades que prácticamente están desaparecidos, como Coruña, Bilbao, Vitoria…”