Ciudades

Milán estudia pagar por ir en bici

Las autoridades de Milán se plantean pagar por ir en bici a los trabajadores como una medida para combatir la contaminación.

A grandes males, grandes remedios. El Ayuntamiento de Milán está estudiando la posibilidad de pagar a todos aquellos ciudadanos que se decidan a utilizar la bicicleta como medio de transporte para desplazarse a su puesto de trabajo. El objetivo: reducir la peligrosa contaminación que cubre la ciudad por culpa del tráfico motorizado.

La medida surge a raíz de que el pasado diciembre se destinaran 35 millones de euros del fondo del Gobierno para buscar soluciones en materia de movilidad sostenible. Fue a principios de ese mes cuando Milán, así como otras ciudades italianas como Roma, se vieron afectadas por unos niveles de contaminación preocupantes que llevaron a las autoridades a prohibir la circulación de vehículos privados durante tres días.

El consejero por la movilidad, Pierfrancesco Maran, ha declarado que quiere “reinvertir el dinero en aquellos que van a tabajar en bicicleta, un proyecto similar al de Francia”. El país galo puso en marcha en 2014 un plan para pagar un extra a los trabajadores de una serie de empresas que se comprometieran a desplazarse en bicicleta a su puesto de trabajo. Un experimento que abonaba 0,25 euros por kilómetro recorrido a los trabajadores.

El espejo francés

De llevar a cabo este plan, Milán sería la segunda ciudad italiana que lo hace. El pasado noviembre, la localidad de Massarosa puso en marcha un proyecto similar al francés en cuantía. Sin embargo, el caso de Milán sería distinto, al tratarse de una ciudad con 1,2 millones de habitantes y el principal motor económico de Italia.

Algunos estudios apuntan, sin embargo, que la solución no pasa únicamente por pagar a los ciudadanos por moverse en bicicleta, sino por invertir en infraestructuras que lo hagan más fácil. Y es que Milán, como buena parte de las grandes urbes italianas, está colapsada por el tráfico a motor, y sus calles pensadas a tal efecto. Y citan un ejemplo: en Copenhague, una de las ciudades con mejores infraestructuras ciclistas, solo un 6% de los usuarios aseguran coger la bici para reducir gastos. Por el contrario, un 56% lo hacen porque es más rápido y fácil y un 19% porque les permite hacer ejercicio. Tan solo un 1% de las personas que cogen la bici en la capital danesa lo hacen por acabar con la contaminación, el estímulo que pretende motivar a los milaneses.

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