¿Cómo y por qué nace BIBE?
Por dos motivos: mi afición a la bicicleta y mi actividad profesional. Trabajo en una empresa de eventos acostumbrada a organizar eventos, muchos de ellos deportivos, y todos estos elementos más el apoyo institucional han sido claves a la hora de afrontar este reto.
¿Qué entidades, públicas y privadas, están detrás de la feria?
En cuanto contactamos con el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, su disposición fue absoluta: automáticamente nos derivaron a sus respectivos departamentos de promoción económica, turismo y deportes. Entendieron perfectamente la transversalidad de una feria de la bicicleta en sus diferentes vertientes, y ya estamos trabajando para que el año que viene, además de estos departamentos, podamos trabajar también con educación y sanidad. Después, además, se sumaron Iberdrola y Metro Bilbao.
“Bilbao siempre ha tenido mucha tradición ciclista, y en Euskadi existe una industria propia de la bicicleta”
¿Por qué una feria en Bilbao?
El norte de España, y Bilbao en particular, siempre han tenido una tradición ciclista muy importante. El norte vive el ciclismo de una manera pasional: sólo hay que ver las cunetas de nuestras carreteras cuando hay carreras. Además, en Euskadi existe una industria propia de la bicicleta con grandes marcas, en algunos casos establecidas internacionalmente.
Público final, tiendas, marcas… ¿Hacia quién se dirige más la feria?
Desde el principio quisimos posicionarla para el público final. Queremos que las marcas expongan los productos de la nueva temporada y que los visitantes las puedan ver y probar.
¿Qué acogida ha tenido en el sector?
No ha podido ser mejor. Muchas marcas nos han dado la enhorabuena por esta iniciativa privada, aunque también nos hemos encontrado con alguna marca del centro con un cierto exceso de celo al no entender que el norte vaya a tener su feria.
“Era difícil que nos creyeran… No era fácil decir que después de 15 años Bilbao tendría otra gran feria ciclista”
¿Cuáles han sido las mayores dificultades a la hora de poner en marcha el proyecto?
Quizá, en algunos momentos, la falta de credibilidad del proyecto en sí… Me explico: no es fácil decirle a una marca que, 15 años después de la última gran feria de la bicicleta de Bilbao, la Cicle, vería la luz otra. Muchas marcas no se lo creían, e incluso en muchos casos nos emplazaban a 2015 para ver si era realidad. También, eso sí, muchas marcas nos reconocieron que ya era hora de que el norte tuviera su feria.
¿Qué actividades se celebrarán, y cuáles destacaría?
Actividades de BMX, pump track, bike trial, circuito de bicicletas eléctricas, bike polo… Destacaría a Julián Sanz, que va a intentar batir el récord de permanencia sobre rodillo Tacx, para lo que tendrá que pedalear 2738 kilómetros, la distancia que separa Bilbao y Londres ida y vuelta, durante seis días .También destacaría la marcha de MTB que se celebrará el domingo: las 500 inscripciones se acabaron en cinco días.
¿Qué superficie tiene BIBE, y qué porcentaje de ocupación?
Ni en el mejor de los escenarios hubiésemos pensado que íbamos a llenar los 15.000 metros cuadrados del pabellón 2 del BEC, y en estos momentos rozamos las 170 marcas inscritas en 90 stands. Además, tenemos más de 15 actividades paralelas.
¿Cómo ve el ciclismo urbano en Bilbao?
La ciudad ha dado un vuelco a su urbanismo, hoy en día es punta de lanza internacional de lo que es la revitalización de una ciudad y en este cambio va a estar, sin duda, la bicicleta. Nos falta mucho para igualar a nuestras vecinas San Sebastián y Vitoria, pero el cambio experimentado en los últimos tres años urbano es espectacular.
¿Vive la bicicleta un boom en España, o es un crecimiento que se mantendrá e incluso crecerá con los años?
Era algo inevitable: tarde o temprano, España tenía que subirse al “pelotón” de los países punteros en movilidad sostenible. Nuestras ciudades se están convirtiendo en “smart cities” y el uso de la bicicleta va inexorablemente unido a este concepto. Creo que hay un gran margen para la venta de bicicletas en España por tres razones fundamentales: la concienciación social en el uso de un transporte responsable y sostenible; la práctica del uso de la bicicleta como deporte y por tanto de mejora en nuestra salud y por una cuestión meramente social. En el plazo de 5 años, tener una bicicleta va a ser como tener ahora un smart phone.