Movilidad

Híbridos revolucionarios

Patinaje, ciclismo, scootering o step… Estos dos diseños multimodales combinan las ventajas de diferentes deportes de una forma muy singular. El objetivo: desplazarse de forma saludable y sostenible por la ciudad.

Son estimulantes, sanos y rápidos. Una alternativa al tranporte público y a la tiranía del motor en nuestras ciudades. La empresa alemana Aemotics ha diseñado un curioso modelo que se sirve simultáneamente de patines de línea convencionales, scootering (patinete) y la rueda delantera de bicicleta. Un sistema que hace trabajar a más de diez grupos musculares y que, al parecer, hace avanzar al usuario de forma rápida y eficaz.

Bautizado como Aeyo, su manejo es más estable y equilibrado que el de los patines de línea, y el usuario no tendrá que hacer un gran esfuerzo por mantenerse en equilibrio aunque esté parado. Eso sí, al parecer, el usuario tardará un poco más en hacerse con el dominio de este híbrido en movimiento, pues la coordinación no siempre es fácil. Aeyo está disponible en seis colores, y  cuenta con accesorios opcionales como un juego de luces, cesta o casco. Su precio: 449 euros.

Me-Mover, no apto para todos los públicos

Otro híbrido interesante es el Me-Mover, una suerte de patinete-step pensado para las calles de Copenhague. Su impulso proviene de la fuerza vertical que imprimimos en los pedales, como si estuviésemos subiendo escaleras. El usuario, al igual que en el Aeyo, también se sitúa erguido y sólo tiene que empujar los pedales hacia abajo pra avanzar. Su práctica hace trabajar diferentes grupos musculares y supera en un 40% a la bicicleta en cuanto a intensidad.

Todo un duro entrenamiento, eso sí, con la suerte de que vemos recompensado nuestro esfuerzo. Por lo menos -y a diferencia de la máquina estática del gimnasio- nos desplazamos. Lanzado en la plataforma de micromecenazgo Kickstarter, el Me-Mover ya ha superado con éxito su presupuesto inicial y parece estar llamado a revolucionar el tráfico urbano.

Sin embargo, y a pesar de sus múltiples ventajas, los más escépticos siguen apostando por la bicicleta ‘de toda la vida’. Según Julie Kierkegaard, de Copenhagize -empresa cuyo objetivo es mejorar la infraestructura ciclista de la ciudad-  “Diseños como estos nunca va a durar más de un año. La bicicleta lleva 125 años entre nosotros y está demasiado integrada en la sociedad”.