Cultura ciclista

Elena Anaya: “Nunca he tenido coche, ni quiero tenerlo”

La vemos en películas. Recogiendo premios. Subida a un escenario en un teatro. Y, si se fijan, también sobre su bicicleta. Porque, excepto cuando llueve, Elena Anaya se mueve por la ciudad en su bicicleta. Y hasta se atreve a reclamar carriles bici al matrimonio Aznar.

¿Cuál fue tu primera bicicleta?

Una por mi Primera Comunión. La pedí de carreras, azul, con unas ruedas finitas.

¿Nada de ruedines?

¡Nada! Había aprendido con una BH de mi hermano.

¿Qué recuerdas de tu primera bicicleta?

Que era pequeña. Luego, un poco más mayor, me compré una Peugeot de paseo genial. Me habían echado del colegio, y el nuevo estaba en las afueras. No lo tenía fácil para ir, así que usaba la bici, la aparcaba allí y me la cuidaban los guardianes.

Y luego, a Madrid.

Sí, y me compré un patinete. Era cansado, pero divertido.  Muy chulo. Pero donde estén unos pedales…

Y volviste a la bicicleta.

Sí, una Brompton. Fue en 2007, mientras hacía Kabul en el Teatro Español. Salíamos tarde de ensayar, me daba palo volver a casa andando o coger taxi… Así que me la compré.

Elena Anaya, en bicicleta por Madrid (foto: Rubén Vega)
Elena Anaya, en bicicleta por Madrid (foto: Rubén Vega)

¿Por qué esta?

La veía cada día en el escaparate de una tienda, y quería una plegable. Me la recomendaron, la probé y me la quedé.

¿Por qué negra?

Me gustaba. En realidad, me gustaban todos los colores, pero me parecía que me iba a cansar menos de esta.

“Uso la bici para moverme por la ciudad, aunque no la cojo todos los días”

¿Para qué la usas?

Para moverme por la ciudad. No la cojo todos los días: con sol es un gustazo, pero con lluvia no la uso desde que me pegué un patinazo con una rejilla mojada de ventilación del metro. Con lluvia paso.

¿Es tu único accidente?

Sí. No soy hábil, pero caí fenomenal. No veas cómo volé.

¿Cómo circulas?

Intento ir mucho por zona peatonal. Sé que no es lo apropiado, pero por calles peatonales y aceras anchas puedo ir alejada del peatón y de los coches.

Te habrán regañado.

Sí, alguna vez. Pero voy despacio y con poca gente: la uso, sobre todo, para ir a clase por la mañana. Salgo de casa a las 8 menos veinte y en diez minutos llego, cuando andando o en metro tardaría media hora. A las ocho es un placer ir por Madrid: no hay nadie.

“Si te cabreas o te asustas, dejas la bicicleta en casa y no la sacas más”

¿Te estresan los coches?

Intento estar tranquila: eres una simple bicicleta al lado de un coche acorazado. ¿Qué vas a hacer? Evitar que te lleven por delante y mirarles a los ojos. Estar tranquila: si te cabreas o te asustas, dejas la bicicleta en casa y no la sacas más.

¿Da miedo?

A veces, sí. Los coches pasan cerca, te pitan, te adelantan para frenar de repente…

Pero vale la pena.

Sí. Y sienta muy bien, como cualquier otra actividad física. Son endorfinas para la mente: me activa. Siempre me ha venido genial, hasta con frío. Si te proteges bien, es una gozada.

¿Das el tostón a los amigos para que usen bici?

No. Que cada uno haga lo que quiera. Lo que sí sé es que nunca he tenido coche, ni quiero tenerlo. Si lo necesito lo alquilo, y sin problemas.

Elena Anaya, en bicicleta por Madrid (foto: Rubén Vega)
Elena Anaya, en bicicleta por Madrid (foto: Rubén Vega)

¿Cómo ves Madrid?

Con el aire cada día más sucio. Dicen que van a hacer cosas, a penalizar a los coches… Y es necesario. Hay mucha polución.

¿Por qué no se fomenta el uso de la bicicleta?

Los políticos dicen que se construyen no sé cuántos kilómetros de carril bici… Pero no lo sé. El centro de Madrid es cada vez más peatonal. Se puede rodar por muchas calles, pero me parece bien reclamar más ayuda.

¿Tú lo has hecho?

Tengo una anécdota un poco freak: hace años llamaron a la gente del cine para comer con Aznar, cuando era presidente, en La Moncloa. Teníamos que hablar de coproducciones, pero yo estaba horrorizada. Así que me puse a hablar del carril bici. Soy la persona menos indicada para hablar de negocios, así que me dijeron que hablara de lo que quisiera. Cuando llegó mi turno dije “José María, me muevo en bicicleta, y quiero pedir más carriles bici”. Hubo un silencio generalizado… Hasta que explotó una carcajada general.

Así que tu petición…

Les hizo reir. ¡Pero yo lo dejé caer hace 10 ó 12 años!

¿Ha cambiado la situación desde entonces?

Hay más bicicletas. Estaría bien que Madrid facilitase el alquiler compartido, es barato y cómodo. Son buenas bicis, se pueden subir cuestas, y te permiten conocer mejor una ciudad. Fomentan el turismo, la vida sana, evitan la polución…

“Se puede ir en bici por Madrid, pero con mucho cuidado”

¿Crees que se puede ir en bici por Madrid?

Sí. Pero con mucho cuidado.

¿Usas ropa especial?

No. Me fijo, como mucho, en el calzado: en verano evito las chanclas, porque puedes perder la chancla y tres dedos. Y hay algunos zapatos que resbalan, así que los evito. Solo eso.

¿Montas fuera de Madrid? Esta bici no es apropiada. Pero si me apetece cambiar un poco de aires, Madrid tiene muchas zonas verdes agradables para soltar adrenalina. Aunque también tengo una anécdota.

¿Cuál?

Con ocho años me fui de excursión por carretera con mi madre. Cruzamos varios pueblos y se nos hizo de noche. Mi madre se despistó: anochecía, empecé a preguntar que cuándo volvíamos… Hasta que dije que no podía más. ¡Tenía ocho años! No había móviles, claro, así que cuando llegamos al siguiente pueblo mi madre llamó a la puerta de una casa y me dejó allí. Volvió a casa, cogió el coche y, tres o cuatro horas después, volvió a por mí.

Suena, casi, a trauma.

¡Claro! Pero me acuerdo vestida de ciclista, con ocho años y un traje de Dormilón que también me había pedido por la Comunión. La familia de la casa alucinaba, pero me dejaron que me quedara mientras mi madre volvía a Villamuriel. Me hicieron la cena y, cuando llegó mi madre, estaba cenando con ellos unos huevos fritos. Eran encantadores.

¿Un lugar para ver bicicletas?

Una fábrica en Christiania, en Copenhague. Es flipante: sería un reportaje increíble.

¿Seremos, dentro de unos años, como Copenhague?

Pues no lo sé… ¿Tú qué piensas?