Ciclosfera #11

A Coruña: en la ciudad del paseo

La bici busca su espacio en A Coruña. Una urbe compacta, gente comprometida e ideas para calmar el tráfico la están esperando.

En su libro Contos de Coruña (Cuentos de A Coruña) Xurxo Souto relata que, tras la Guerra Civil, un tal Clemente cosechó fama por su extrema habilidad con la bicicleta. Clemente no se apeaba del sillín: trepaba por Montealto, bajaba las escalinatas de la Ciudad Vieja y desafiaba las montañas de sal que los barcos dejaban en el puerto. Clemente era, así, la prehistoria de la bici urbana en la ciudad.

La historia comenzaría a escribirse más tarde: quizá hace diez años, en el Café Macondo de la céntrica calle San Andrés, donde coincidieron seis personas con la misma reflexión: “El año tiene 364 días de coche y uno de bici, y hay que ponerle remedio”. Así nació la Masa Crítica de A Coruña, que sacó a la calle a cien ciclistas el primer viernes de mes. “Cambió los hábitos de algunos y puso en marcha buenas ideas”, dice Moncho Vázquez, mecánico y bici-mensajero en Veloaivai. “Ha jugado un papel clave para que llegar adonde estamos. No fue en balde”, reflexiona Bruji, uno de los seis del Macondo.

Cambio de modelo

Según el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, cada día se hacen en A Coruña 2.000 trayectos en bicicleta, frente a los 210.000 en coche y los 75.000 en autobús. Presentado en febrero, el plan considera “agotado” el actual modelo de movilidad, hace de la bici eje del necesario cambio y se fija como objetivo multiplicar por doce su uso en diez años. “Planes ha habido muchos, el problema es hacerlos realidad” reflexiona Fran García, de la asociación Mobi-Liza.

Biciudad #11
Biciudad #11

Dos mil trayectos diarios no parecen gran cosa, pero al asomarse al paseo marítimo o subir hasta la calle Barcelona uno se queda con la impresión de que son más. P*legables, fixies, eléctricas y viejas bicicletas de paseo circulan por la calzada o por las estrechas aceras*. Cuatro negocios de mensajería, un exitoso sistema de alquiler municipal (Bici-Coruña, nacido en 2009 y que en 2013 alcanzó 156.000 usos) y un aumento continuo del número de tiendas y talleres y hasta bici-taxis turísticos demuestran que el goteo ciclista va a más. “A Coruña tiene mucho potencial pero necesitaríamos un salto cualitativo”, dice Fran García, “atreverse a poner dificultades al coche”. Lo mismo piensa Javier Roca, uno de los introductores del piñón fijo en la ciudad desde su tienda Eco-Lógica y que, en el último año y medio, ha despachado 200 fixies y singlespeed. Además, ofrece 30 bicicletas de alquiler y organiza rutas guiadas para los visitantes que llegan en crucero.

Liebres y tortugas

Según un estudio de Mobi-Liza, la velocidad media de un automóvil en el centro urbano, con tiempos de estacionamiento incluidos, no alcanza los 8 km/h. En horas punta y trayectos cortos la bicicleta es casi el doble de rápida. Javi Sánchez, empleado de hostelería, da fe: iba cada día a trabajar en automóvil hasta que probó con la bici y, asegura, “ahora el coche lo usa mi hermana”. El tamaño compacto de la ciudad es un gran aliado: “En quince minutos vas de una punta a otra”, dice.

“A Coruña tiene mucho potencial pero necesitaríamos un salto cualitativo”

Y, sin embargo, el apego de los coruñeses al coche es tal que el carril-bus no ha arraigado. El Ayuntamiento terminó por ceder a las demandas de los comerciantes y lo sustituyó por plazas de aparcamiento de pago. Aquel desaparecido carril-bus admitía también taxis, motos y bicicletas. Matthew, irlandés que lleva cinco años en Coruña, lo echa de menos porque cree que era un espacio “seguro” en una ciudad donde la densidad del tráfico y la agresividad de los conductores son los principales escollos.

Aunque la mayoría de las calles son estrechas y de sentido único, es difícil sentirse a gusto en avenidas como Linares Rivas, Juan Florez o la Ronda de Outeiro, claves para conectar los barrios y donde la doble fila es una dificultad añadida. Roca cree que en las avenidas anchas se deberían crear carriles bici que forzarían a los coches a ir más despacio.

Aceras y calzadas

El recuento oficial habla de 15 km de sendas, pero lo cierto es que, salvo un par de tramos perdidos e inconexos, todo el carril bici está en el paseo marítimo, un andén peatonal espectacular que abraza la urbe. Junto a ir de vinos, pasear ha sido siempre el deporte nacional coruñés, así que el proyecto, nacido en los años 90, triunfó y cambió la ciudad. Nadie pone en duda las bondades del carril bici para el deporte y el ocio, pero sus limitaciones para resolver la movilidad cotidiana son evidentes: simplemente, no va adonde la mayoría de la gente necesita ir.

A Coruña8 (2)
A Coruña8 (2)

Otro de los debates ciclistas de moda es la convivencia con los peatones. Es frecuente encontrarlos distraídos por el carril bici y gran parte de los usuarios de Bici-Coruña se mueven por las aceras. Para “formar” ciclistas urbanos sin miedo a la calzada Mobi-Liza ha puesto en marcha una bici-escuela, y el Club Ciclista Riazor organiza recorridos guiados en grupo. Ambas ideas están respaldadas por la concejalía de Movilidad, que se ha propuesto sacar las bicis de las aceras sin más anestesia que potenciar el alquiler público y aumentar los puntos de amarre. Álex, empleada de Inditex que hace en bici “los recados diarios”, está de acuerdo con el planteamiento pero, al igual que Matthew, pide ayuda. “Que se pinte en la calzada una raya que los automovilistas respeten”, dice, “para al menos calmar el tráfico”.

Todo el carril bici está en el paseo marítimo, un andén peatonal espectacular que abraza la urbe

Pacificación, esa es otra de las claves. Marcos y Bruji son partidarios de limitar la velocidad de los automóviles a “20 ó 30km/h”. Manel López, otro veterano de la Masa Crítica, insiste en carriles bici útiles que ayudarían a mucha gente a iniciarse. Fran propone además diseñar itinerarios, hacer formación en los colegios e implicar a las empresas. “No veo ninguna razón para que no podamos ponernos al nivel de ciudades como San Sebastián”, señala Javier Roca. A Coruña es bella, está llena de buena gente y de ganas de cambiar las cosas… ¿Podemos ser optimistas, no?

Los ciclistas invisibles

Aunque ha conocido mejores tiempos, la Masa Crítica sigue viva. Cada primer viernes de mes, a las ocho de la tarde, sale puntual de la Plaza de María Pita, frente al Ayuntamiento. Uno de sus logros indiscutibles ha sido la puesta en marcha del taller “alternativo” Recyclos. Situado en el Agra del Orzán, barrio con severas carencias de equipamiento, abre los lunes por la tarde para reparar o poner bicicletas a punto. Sus mecánicos son voluntarios y autodidactas, para costear los gastos hay un bote de aportación voluntaria y la opción de ayudar en la limpieza y organización del espacio. Las decisiones se toman en asamblea: cada semana utilizan el servicio entre 8 y 16 personas, muchos de ellos inmigrantes. Son, para Moncho Vázquez, “ciclistas invisibles”, usuarios cuyas precarias máquinas les dan una movilidad imprescindible.

Fixies bajo la lluvia

Que en A Coruña llueve no es ningún secreto: según estadísticas, 131 días al año. E*l pasado invierno fue muy duro, lo que acabó con las quedadas de fixies que salían desde la tienda Eco-Lógica* los viernes y que llegaron a congregar hasta 40 personas. Su dueño, Javier Roca, cree que el clima no es excusa: “Díselo a un danés y le puede dar la risa”. Tampoco las cuestas, que las hay. “Las pendientes no son largas y siempre se puede buscar un recorrido que evite las más pronunciadas”, explica. A la espera de cómo venga este invierno Roca promete volver a impulsar la actividad del grupo CRÑ Fixed, que ahora deberá convivir con Lebre Bikers, una iniciativa similar puesta en marcha por Carlos Pareja desde su tienda Goodies, un espacio de restauración y personalización ciclista.

Sin coches, de faro a faro

“Quen pasou a Marola, pasou a mar toda” (Quien ha pasado la Marola, ha pasado toda la mar). La copla hace referencia al punto más comprometido de la travesía hasta Ferrol, donde las olas baten en los acantilados de Dexo, en la Reserva de la Biosfera de las Mariñas Coruñesas. Pero atención: si el plan de carril bici metropolitano que impulsa la Diputación sale adelante se podrá pasar la Marola pedaleando y sin preocuparse de coches. La idea es unir los tramos ya existentes en cinco municipios y crear una red de 78 kilómetros.

A Coruña6
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Mucho más que bicis

Una bici es siempre mucho más que una bici. Es, por ejemplo, una oportunidad para reconciliarte con tu ciudad. Confieso que me gusta ver mi imagen reflejada en el cristal trasero de los coches antes de adelantarles en la angosta calle del Orzán, donde la bicicleta es liebre y el automóvil, tortuga. Confieso que eso me hace sonreír como un idiota. Confieso que a veces canto mientras sorteo autobuses y coches mal aparcados en la calle Juan Florez, al pie de la Torre Hercón (119 metros, el Empire State Building de este Manhattan liliputiense). El tráfico es denso, pero en ocasiones me gustaría que lo fuera más. Sí, confieso que sonrío y canturreo, y que no encuentro para ello más que una explicación: ando en bici por mi ciudad.