Bicicletas

China: bicicletas públicas que purifican el aire

Un ambicioso proyecto propone sacar a la calle bicicletas que purifican el aire dentro del mayor sistema de alquiler de bicicletas de China.

No hace falta haber estado en China para saber que el gigante asiático tiene un gravísimo problema en materia de contaminación ambiental. Las imágenes que nos llegan de ese rincón del mundo, con cielos permanentemente encapotados por una irrespirable capa de polución, así lo atestiguan. También los datos: en ciudades como Pekín se registran habitualmente partículas PM2,5 de 500 microgramos por metro cúbico, el máximo que alcanzan los medidores.

Con la intención de revertir, al menos en parte, esa preocupante situación, la empresa de diseño china Tezign se ha aliado con el artista y diseñador holandés Daan Roosegaarde para poner a disposición de millones de ciclistas chinos sus bicicletas que purifican el aire. Todo, de la mano de la principal plataforma de alquiler de bicicletas compartidas del país, tal y como informa la web Inhabitat.

Las bicicletas funcionan de manera similar al Smog Free Project del propio Roosegaarde, una torre capaz de limpiar 30.000 metros cúbicos de aire cada hora. El objetivo es, según los impulsores de la iniciativa, dar con “una solución limpia y saludable para los ciclistas urbanos, combatiendo la congestión del tráfico y los problemas de contaminación en la ciudad”.

Recuperar la bicicleta en Pekín

Roosegaarde presentó por primera vez las bicicletas que purifican el aire en una charla de TED. Su proyecto causó un gran revuelo, lo que llevó a desarrollarlo más y tratar de pensar a lo grande. En una declaración reciente, el diseñador holandés aseguró que “Beijing es una ciudad icónica de la bicicleta. Queremos traer de vuelta la bicicleta como un icono cultural de China y como el próximo paso hacia ciudades libres de contaminación”.

Las bicicletas creadas por Roosegaarde no son las primeras ideadas para combatir la contaminación ambiental. En Ciclosfera ya nos hicimos eco, hace tres años, de otro proyecto llamado APB y destinado al mismo efecto. Sin embargo, de hacerse realidad y empezar a rodar por las calles de la contaminada Pekín supondría la primera gran apuesta por una tecnología que, según muchos expertos, está llamada a cambiar la manera que tenemos de pedalear. Sobre todo, de cara a poder hacerlo por ciudades más respirables.