Cultura ciclista

Boban Trajkovski: cuando nada importa

Tiene 26 años y vive en Salzburgo, Austria. Pase lo que pase, Boban Trajkovski no se separa jamás de su bicicleta. Por eso es uno de los protagonistas de la sección Tres de los nuestros de nuestro nuevo número.

¿Por qué pedalear?

¡Una pregunta difícil! Es como preguntar por qué respiras. Empecé a hacerlo como un hobby, luego se convirtió en mi deporte favorito y ahora es una parte esencial de mi vida. Me encanta disfrutar del momento, y en bici eso es habitual. Durante las dos horas diarias que me paso encima del sillín, nada más me importa.

¿Qué es lo que más disfrutas de ir en bicicleta?

Explorar lugares nuevos, ya sean carreteras por las que nunca he circulado o viajar a un lugar desconocido. La bicicleta es la mejor manera de descubrir lugares y experiencias.

¿Es Salzburgo un buen sitio para ser ciclista urbano?

No. Está llena de motoristas que no están acostumbrados a compartir el asfalto con las bicicletas, así que por lo general no se alegran de cruzarse contigo. Aun así, el extrarradio es genial y hay una variedad infinita de lugares distintos para pedalear, desde recorridos por lagos hasta cotas de más de mil metros. Tres años después de haberme mudado aquí sigo descubriendo rincones increíbles.

¿Has pedaleado por otros países?

Mucho por la frontera entre Alemania y Francia, y por Italia. Los Dolomitas tienen algunas de las montañas más alucinantes que he visto, pero creo que el lago de Garda, también en Italia, es de lejos el lugar que más impresión me ha causado.

¿Vas en bici al trabajo?

Todos los días, sin excepción. No te puedes fiar de la puntualidad de los autobuses, y llegar a mi trabajo en uno de ellos me lleva exactamente el triple de tiempo que en bicicleta.

¿Hace más frío o calor?

El tiempo en Salzburgo es absolutamente impredecible. Este verano hemos tenido temperaturas de casi 40 grados y, de pronto, bajaban de los 20. Incluso en un mismo día puede cambiar de manera radical. Cada climatología tiene ventajas… Pero creo que me decantaría por el invierno, porque cada jornada se convierte en una pequeña aventura.