Cultura ciclista

Bicicletas blancas: contra el olvido

Surgieron para recordar a los ciclistas fallecidos en el asfalto, y constituyen un sobrecogedor homenaje que trasciende las fronteras. Las bicicletas blancas emocionan y, en silencio, nos gritan: un sólo ciclista muerto ya es una cifra inaceptable.

Un grupo de personas se congrega en el carril bici de la madrileña calle de Alcalá, junto al Círculo de Bellas Artes. Es el lugar donde el pasado 11 de julio murió atropellado Juanjo, un trabajador de la empresa Som Energía, mientras circulaba en una de las bicicletas del servicio público de BiciMAD. Portan una bicicleta blanca, que atan a una farola junto a flores, mensajes de recuerdo y un conmovedor texto que denuncia “la falta de respeto a la vida que tienen las ciudades pensadas para los coches”.

En todo el mundo

Las bicicletas blancas, también conocidas como bicicletas fantasma por la traducción directa del inglés Ghost Bikes, empezaron a proliferar en el Amsterdam de los años 60, donde el movimiento contracultural anarquista Provo y diseñadores como Luud Schimmelpennink empezaron a estacionarlas bajo el manto de The White Bicycle Plan. Sin embargo, en ese momento no tenían el propósito actual, sino que aspiraban a “liberar” el transporte a pedales disponiendo bicis de ese color para que cualquier ciudadano pudiera usarlas de forma gratuita y, posteriormente, cederlas a otro que la pudiera necesitar.

La instalación de la primera bicicleta blanca impactó inmediatamente a los conductores

Existe un cierto consenso sobre la primera vez que alguien utilizó una bicicleta blanca para denunciar la vulnerabilidad de los ciclistas. Fue en 2003, cuando Patrick van der Tuin, un ciudadano de San Luis (EE UU), fue testigo de la muerte de un ciclista tras un violento atropello. Conmocionado por los hechos, Van der Tuin decidió colocar una bicicleta blanca con un mensaje, “Ciclista golpeado aquí”, cuya presencia impactó inmediatamente a los conductores y le llevo a instalar otras 15 más por toda la ciudad.

Bicicleta blanca colocada en la calle Alcalá de Madrid (Foto: Deteibols).
Bicicleta blanca colocada en la calle Alcalá de Madrid (Foto: Deteibols).

Lo cierto es que la idea no era completamente suya: un año antes, en 2002, un artista de San Francisco llamado Jo Slota pintó de ese color las bicicletas abandonadas que encontró por la ciudad, bautizándolas como Ghost Bikes. Cuando se enteró de que en San Luis y otras ciudades se habían apropiado del concepto se sintió contrariado, pero al descubrir la denuncia implícita en estos actos decidió que había merecido la pena. Hoy, las bicicletas blancas se pueden encontrar en prácticamente cualquier ciudad del planeta.

La dimensión del problema

Steve Sims es uno de los más conocidos biciactivistas de Houston (Texas, EE UU), donde en 2013 puso en marcha Houston’s Ghost Bike, uno de los colectivos más conocidos en esta materia. “HGB nació como respuesta al insoportable número de atropellos a ciclistas en la zona”, cuenta Sims a Ciclosfera. “La comunidad ciclista de la ciudad asistía a las muertes ante la total pasividad de las autoridades”, añade Sims, “por lo que en 2013 y tras la muerte de Chelsea Norman nos unimos para exigir reformar las leyes”. En su opinión, la colocación de una bicicleta blanca en memoria de Chelsea fue un punto de inflexión: “Pasamos de hacerlo a título individual, por parte de familiares y amigos, a ser una organización que actúa conjuntamente en nombre de todas las víctimas”.

“Cuando ves múltiples bicicletas fantasma en tu camino diario te preguntas por qué se han producido todas esas muertes innecesarias”

Según Sims, la instalación de una ghost bike hace entender también a la ciudadanía la dimensión del problema. “Cuando ves múltiples bicicletas fantasma en tu camino diario te preguntas por qué se han producido todas esas muertes innecesarias”. Además y por supuesto, aspiran a recordarle a los automovilistas que en cada bici viaja una vida, y ayuda a combatir estereotipos. “En Houston se nos ve como jóvenes hipsters que pedalean borrachos y saltándose semáforos o señales de stop, o como jóvenes atletas vestidos con lycra que invaden la carretera para provocar atascos. Eso crea un clima de menosprecio que impide que nos vean como a cualquier otro ciudadano”. Una impresión que, desde luego, niegan los propios hechos: “Hemos colocado bicicletas blancas en honor a adolescentes de 16 años y ancianos de 85. Gente que no cometía irregularidades, que no puede enmarcarse en todos esos tópicos”.

Monumento efímero

¿Cuánto tiempo dura una bicicleta blanca en la calle? La respuesta varía según el lugar donde se haya erigido. Algunas permanecen unas pocas semanas; otras resisten al paso del tiempo como recordatorio de algo que no debería volver a suceder. En el caso que abre este texto, en el centro de Madrid, el Ayuntamiento optó por mantenerla allí durante un mes para después retirarla. “Hasta ahora, la Policía Municipal las retiraba inmediatamente por considerarlos vehículos abandonados”, explica Ramón Linaza, asesor del Area de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, “pero en esta ocasión la Junta de Distrito de Centro autorizó la instalación por un periodo de un mes y medio a petición mía, haciéndome eco de la iniciativa de Bicicrítica y tras pedir tres meses de permanencia”.

Foto: Beatbikeblog.
Foto: Beatbikeblog.

Para Berny Rodríguez, del colectivo ciclista barcelonés Rock & Ride, un tiempo insuficiente. “De igual forma que se respetan las flores en la carretera para recordar a un fallecido al volante o en un coche o moto”, explica, “debería poder recordarse siempre la muerte de un ciclista, y que todo el que pase por ahí se pregunte por qué está viendo una bici pintada de blanco”. En su opinión, “el ser humano tiende a olvidar lo que no le gusta y se vuelve laxo, por lo que todo recordar a la gente que somos muy vulnerables es necesario”. Pablo León, periodista y autor del blog *I Love Bicis del diario *El País, reconoce tener sentimientos encontrados: “Me parece un gesto bonito”, explica, “pero también algo alarmista. Puede ser útil en un cruce o lugar peligroso porque llama la atención en ese punto negro en concreto, pero también refuerza la percepción de miedo y peligro cuando, en realidad, la tasa de muertes ciclistas en ciudad no es tan alta como la de otros usuarios”, apunta.

En cualquier caso, y aunque se trate de monumentos efímeros, para unos necesarios y para otros tétricos, hay una hecho evidente: detrás de cada bicicleta blanca hay un suceso, una historia, que nos encoge el corazón. Tras esa montura impoluta, frases de recuerdo y flores, se esconde la vida de un ciclista. La vida segada de una persona que podríamos ser tú, o yo.

¿Cómo hacer una bicicleta blanca?

Desde www.ghostbikes.org explican cuáles son los pasos a seguir a la hora de confeccionar una bicicleta blanca.

1. Consigue una bicicleta.

Los autores de ghostbikes.org recomiendan hacerse con una bicicleta vieja que quiera desechar alguna tienda o taller local.

2. Elimina los elementos prescindibles.

Los cables, zapatas, frenos y elementos similares no son necesarios. Quitarlos facilitará el proceso de pintado y ahuyentará a posibles ladrones.

3. Píntala de blanco.

Desde Ghost remiten a un tutorial de Wikihow que, básicamente, consiste en limpiar bien la bicicleta, darle dos capas de pintura con sus correspondientes tiempos de secado y esperar otras 24 horas antes de instalarla.

4. Asegúrala correctamente.

De cara a que permanezca el mayor tiempo posible, los autores de la web recomiendan asegurarla bien a un elemento fijo (preferiblemente una señal o, si es posible, un aparcamiento de bicicletas), y hacerlo tanto de las dos ruedas como del cuadro. Es importante, asimismo, no obstaculizar el paso de peatones.

*Este reportaje forma parte de Ciclosfera #22. Lee el número completo aquí. *